sábado, 17 de diciembre de 2022

Cuando la revolución industrial llegó a Cádiz

Vista de Cádiz, de Alfred Guesdon (1853)
En la segunda mitad del siglo XVIII se inicia en Inglaterra la llamada Revolución Industrial con la introducción de la máquina de vapor en los procesos de producción, cambiando la fisonomía de pueblos y ciudades con la aparición de fábricas e industrias con sus chimeneas y del ferrocarril, un fenómeno que se extendería rápidamente por otros países de Europa Occidental y EE.UU., dando lugar a profundas transformaciones sociales y económicas, ya que suponía el paso de una economía basada en la agricultura y la vida rural a otra industrial y urbana, sentando las bases del mundo contemporáneo. Fue un proceso paralelo a los grandes movimientos políticos revolucionarios de la época, como la independencia de EE.UU y la revolución francesa, que supondría el triunfo de la burguesía como clase social dominante, cuyo papel en el siglo XIX sería decisivo. En el caso de España, estos cambios llegarían con retraso, debido a factores estructurales, pero sus efectos se irían notando a medida que avanzaba el siglo, aunque en zonas localizadas de la geografía nacional. 

La Revolución Industrial también llegaría a Cádiz a mediados de este siglo, como se puede observar en un dibujo que el litógrafo francés Alfred Guesdon (1808-1876) realizó durante su visita a la ciudad en 1853, durante su viaje por España, empleando una curiosa técnica consistente en elevar el punto de vista de la imagen, de tal forma que parece hecha desde el aire, ofreciendo, así, una interesante y detallada vista de la ciudad de la epoca. En ella, se aprecian los humos generados por dos chimeneas en el interior del casco urbano, así como los humos procedentes de varios barcos de vapor anclados en aguas de la Bahía.

Las chimeneas pertenecen a dos fábricas que estuvieron situadas en los barrios de Santa María y del Balón. La existente en el primero de los barrios, en la zona izquierda de la imagen, formaba parte de la primera fábrica de gas instalada en la ciudad, construida a base de ladrillos, de unos treinta metros de altura, concretamente en la actual plaza de la Merced, un espacio que había pertenecido al convento del mismo nombre, donde una máquina de vapor producía el gas que se distribuía, a través de una red de tubos de hierro, a las nuevas farolas de gas que el Ayuntamiento había instalado en las calles y plazas gaditanas para mejorar la iluminación nocturna, en sustitución de las antiguas farolas de aceite. Un alumbrado que las autoridades municipales habían inaugurado a finales del año 1846 que, además, podía ser extensible a aquellas viviendas particulares y comercios que lo solicitasen y que estuviesen próximos a la red de abastecimiento, siendo unas viviendas de la calle Sopranis las primeras en disponer de alumbrado de gas. Las compañías Lebón, Grafton y Goldmidt se habían hecho un año antes con la concesión del servicio, haciéndose cargo del mismo años después la empresa Zacheroni y Cía, construyendo unas nuevas instalaciones en extramuros de la ciudad, en la Segunda Aguada, instalaciones que serían ampliadas posteriormente por Lebón, tras hacerse, de nuevo, con el suministro de gas.

Fábrica de Hilados y Tejidos

La otra chimenea, a la derecha de la imagen, era de una fábrica de tejidos construida en el barrio del Balón en el año 1847 por la Empresa Gaditana de Hilados y Tejidos de Algodón al Vapor, S.A., siendo una de las primeras sociedades anónimas existentes en España en el sector textil, con un capital aportado por varios comerciantes y accionistas de casi dos millones y medio de reales. Se trataba de un edificio de ladrillo de cuatro plantas, cuya chimenea tenía una altura de 47 metros, que se elevaba sobre una base cuadrada. Una moderna maquinaria de vapor impulsaba el movimiento de cien telares, dando trabajo la fábrica a más de docientos obreros entre hombres, mujeres y niños, una imagen característica en el trabajo de las fábricas durante el siglo XIX, en donde las condiciones laborales y salariales eran pésimas. Gracias a la nueva industria, la producción textil aumentó considerablemente, aunque en detrimento de los antiguos telares, que vieron reducir su número al no poder competir con aquélla; no obstante, la empresa entraría en quiebra años después, cerrando y dejando en el paro a sus numerosos trabajadores.

La navegación a vapor fue otro de los grandes adelantos tecnológicos de la época, lo que favoreció el tráfico marítimo, tanto de viajeros como de mercancías, al ser un medio de transporte rápido, cómodo y seguro, como se puede apreciar en la imagen, donde algunos vapores aparecen fondeados en la bahia junto a los tradicionales veleros, a cierta distancia del puerto, pues no olvidemos que en aquellos tiempos, debido al poco calado de éste, los buques de mayor tamaño debían fondear aguas adentro. Diversas líneas de Vapores-Correos mantenían bien comunicado Cádiz con otros puertos europeos y americanos, así como con Canarias, Sevilla, Huelva y otros puertos españoles. Había, además, comunicaciones diarias de mañana y de tarde con las otras poblaciones de la Bahía gadiana, El Puerto de Santa María, Puerto Real, San Fernando y La Carraca, comunicaciones que se extendían al interior de la provincia a través de enlaces con líneas de carruajes, que las mantuvo bien conectadas por mar, cuando el ferrocarril aún no había hecho acto de presencia en nuestras ciudades.

Fuente:

https://www.diariodecadiz.es/cadiz/chimeneas-progreso-Cadiz-dibujos-Guesdon_0_1326767662.html

http://calleancha-ars.blogspot.com/2019/02/la-empresa-gaditana-de-hilados-y.html

martes, 18 de octubre de 2022

Estancia en Cádiz del pintor francés Eugène Delacroix

En mayo del año 1832 visitaba Cádiz el pintor romántico francés Eugène Delacroix (1798-1863), autor, entre otros, del famoso lienzo La Libertad guiando al pueblo. Llegaba a bordo de la corbeta francesa La Perle, procedente de Tanger, donde una delegación francesa había llevado a cabo una misión diplomática de su gobierno en Marruecos, pero debido a una epidemia en el país norteafricano, el buque fue obligado por las autoridades sanitarias gaditanas a permanecer en cuarentena anclado en medio de la Bahía. Finalmente, pasados unos días, pudieron desembarcar, alojándose el pintor y la delegación en una posada inglesa situada en la calle San Francisco. Durante su estancia en ella, además de las vistas de Cádiz que realizó desde la cubierta del barco, Delacroix realizó dibujos y acuarelas, en pequeño formato y en un cuaderno de viajes, de calles y plazas, del caserío con sus torres-miradores, del interior de algunos conventos y otros motivos, atraído por la luz de la ciudad, una producción que el pintor guardó en su taller parisino, pero que, tras su muerte, su familia catalogó situando erróneamente estas escenas en ciudades como Tánger, Sevilla o Córdoba, ciudad ésta última que ni siquiera visitó, o, simplemente, cayó en el olvido. Alguna de sus creaciones gaditanas sirvió, incluso, como modelo para otras pinturas posteriores de otros autores y escenarios históricos. El historiador Juan Antonio Vila, en un trabajo de investigación titulado Delacroix: embrujo y luz de Cádiz, ha podido corregir estos errores y dar a conocer estas acuarelas, repartidas en museos como el Louvre o el Thyssen, entre otros. Además de Delacroix, a lo largo del siglo XIX fueron muchos los viajeros románticos, escritores, pintores o fotógrafos que pasaron por Cádiz, en sus viajes por España, reflejando en sus obras sus impresiones sobre la ciudad.

El siguiente vídeo es una recreación histórica de la visita a la ciudad de Eugène Delacroix, presentado en el Festival de Cine Documental  Alcances de Cádiz 2022:

https://www.youtube.com/watch?v=dV7FuDJhgtc

Patio interior calle San Francisco


Plaza y Convento de San Francisco

Plaza de los Pozos de las Nieves, actual Argüelles

Interior del Convento de Santo Domingo

Vista de Cádiz desde la cubierta de La Perle

domingo, 2 de octubre de 2022

Columbarios romanos

Columbario antes de su traslado al parque Kotinoussa
Esta semana ha tenido lugar el traslado al parque Kotinoussa de Cádiz del columbario romano hallado en las obras de derribo de un chalé de la calle Juan Ramón Jiménez, noticia que recogía la prensa local, lugar donde quedará expuesto al público junto a otros restos arqueológicos allí existentes, un parque que en los últimos años se ha convertido en una especie de museo al aire libre. El columbario es un tipo de enterramiento de incineración, consistente en una cámara funeraria subterránea, con nichos abiertos en los lados para depositar las urnas con las cenizas de los difuntos, tratándose de un sepulcro de carácter familiar construido a base de sillares y sillarejos. Se da la circunstancia de que en un solar contiguo, donde se construyó un bloque de viviendas en los años ochenta, se descubrió otro columbario del siglo I d.C., conservado in situ, es decir, en el lugar original donde fue construido hace dos mil años, en el sótano de dicho edificio, con entrada por la calle General Ricardos. Dicho columbario está compuesto por nueve nichos, repartidos entre sus cuatro lados, mientras que el trasladado a Kotinoussa lo está por catorce vanos, distribuidos en dos niveles, del que se ha conservado el inferior. En ambos, un pozo situado en uno de los laterales servía de acceso al interior de cada cámara. Una estela funeraria o ara colocada en la superficie indicaría el lugar ocupado por la tumba. En cuanto al nombre columbario, es una palabra de origen latino que significa palomar, por su parecido con éste.

Columbario aparecido en 1986
El enclave donde ha sido hallado formaba parte de la necrópolis de Gades, situada en las afueras de la antigua ciudad, que abarcaba una amplia zona de la actual Puerta Tierra, en donde a lo largo de los años han ido apareciendo en las obras llevadas a cabo numerosos enterramientos, tanto de incineración como de inhumación en sus distintas modalidades, pues era costumbre de las ciudades romanas ubicar las necrópolis junto a las vías de acceso a las mismas. Junto a las romanas, también han aparecido gran cantidad tumbas fenicio-púnicas, de épocas anteriores, destacando, sin duda, los hallazgos de los dos sarcófagos antropoides fenicios del s. V a. de C., en los años de 1887 y 1980, los cuales pueden contemplarse en el Museo Arqueológico de Cádiz, además de los ajuares encontrados en los distintos enterramientos, formados por ungüentarios de vidrio, lucernas, piezas de cerámica y orfebrería, entre otros objetos, expuestos en sus vitrinas.
 
Un momento del traslado

Dibujo representando un columbario


martes, 20 de septiembre de 2022

Tricentenario de la Catedral de Cádiz y la Procesión Magna

Vista de la Catedral desde el Campo del Sur

El fin de semana pasado ha tenido lugar en Cádiz la Procesión Magna, un acontecimiento que ha llenado de gaditanos y visitantes las calles de la ciudad, atraídos por lo extraordinario de este desfile de diecisiete pasos de misterio, para conmemorar los trescientos años del inicio de la construcción de la catedral de Cádiz, proyectada por el arquitecto Vicente Acero en 1722. Unas obras que se prolongaron durante más de un siglo, debido, fundamentalmente, a problemas económicos, finalizando en el año 1838, en que fue consagrado el templo. Además de Acero, en su ejecucion intervinieron otros arquitectos a lo largo de todo este tiempo, que le imprimieron los gustos arquitectónicos imperantes en cada momento, resultando un edifico caracterizado por la mezcla de estilos, barroco y rococó en el cuerpo principal, neoclásico en cúpula, torres y remate de la fachada, formando un conjunto armonioso, que recoge influencias de otras catedrales españolas e italianas.`

Como cabeza de su diócesis, Cádiz fue sede catedralicia desde el mismo momento de su reconquista por el rey Alfonso X el Sabio en 1264, quien mandó construir una catedral de estilo gótico, incenciada siglos después por los invasores anglo-holandeses, dirigidos por el conde de Essex, que saquearon la ciudad en 1596. A principios siglo XVII, se levanta sobre sus restos la actual iglesia de Santa Cruz o Catedral Vieja, edificio de estilo manierista y de gran sobriedad exterior, destacando la torre del sagrario. El auge comercial de Cádiz a raíz del comercio con las colonias de ultramar desde finales de este siglo y, sobre todo, con el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a la ciudad en 1717, junto con el aumento de la poblacion, hizo ver al Cabildo la necesidad de construir una nueva catedral que sustituyese a la antigua y que estuviese en consonancia con los nuevos tiempos. Así se construyó la  Catedral Nueva, como es conocida, monumento emblemático de Cádiz, cuya vista destaca sobre el conjunto del caserío gaditano.

Más información sobre la catedral gaditana en el siguiente enlace:

http://curiosidadesdecadiz.blogspot.com/2016/05/la-ultima-de-las-grandes-catedrales.html

miércoles, 15 de junio de 2022

La Casa de la Camorra de Cádiz

Fachada del antiguo colegio Arbolí
Situado en la calle Arbolí, antigua Empedrador, muy cerca de la céntrica Plaza de las Flores, y perpendicular a la calle Compañía, se encuentra un edificio que acogía el colegio Arbolí o Jaime Balmes y que, actualmente, alberga el Centro Municipal de Artes Escénicas. Pero este lugar esconde una historia desconocida para la mayoría de los gaditanos, que, gracias a la labor investigadora del historiador local Juan Antonio Vila Martínez, podemos conocer. Una historia que comienza en el siglo XVIII, la gran época de esplendor de la capital gaditana, cuando se instala en el lugar el Coliseo de la Ópera, un teatro de madera, junto al cual se instalan los músicos de la Compañía de la Ópera Italiana entre los años 1761 y 1778, bautizando los gaditanos el lugar como Casa de la Camorra, por el jaleo y el escándalo que formaban estos músicos italianos en sus ensayos. Años después, en 1783 se construye un Casino de tres plantas en el lugar que ocupaba la casa de la orquesta italiana, anexa al teatro de madera, que fue derribado, al que se dota de un salón teatro en la planta baja y varios salas y biblioteca en los pisos superiores, cuyos propietarios eran 27 comerciantes de 14 nacionalidades diferentes, de los que tres eran franceses y siete españoles, con apellidos tales como Behic, Delotz, Laxue, Mercy o Fournat, probablemente hijos de comerciantes galos nacidos en España que por tal motivo disponían de doble nacionalidad. Considerado el primer casino de nuestro país, usaron sus instalaciones para realizar transacciones comerciales con los productos procedentes de las colonias que enviaban a Europa. Parte de la fachada de este edificio de roca arenisca y estilo neoclásico, oculta tras las paredes del colegio Arbolí, es la descubierta por Juan Antonio Vila en 2016, la cual estaría compuesta de cinco arcos de medio punto, flanqueados por pilastras de orden romano y decorada con guirnaldas. A lo largo de la centuria siguiente, el edificio tuvo otros usos, sirviendo de sede de diversas instituciones gaditanas, como la Sociedad Económica de Amigos del País, el Liceo Artístico, el Ateneo de Cádiz, la Academia Filarmónica de Santa Cecilia o el Círculo Modernista, donde ensayaba el coro de Los Anticuarios del Tío de la Tiza, siendo en este lugar donde se escuchó por primera vez el tango de Los Duros Antiguos. Durante el siglo XX ha sido Escuela de Comercio, cabaret con el nombre de Kursaal Gaditano, Casa del Pueblo durante la Segunda República, sede de la compañía de títeres La Tía Norica, y colegio Jaime Balmes, estando ubicado en la actualidad el Centro Municipal de Artes Escénicas, como se ha dicho al principio. El edificio ha sido incluido en el Catálogo de Bienes de Interés Histórico Andaluz.
 
Parte de la fachada de la Casa de la Camorra

martes, 17 de mayo de 2022

La maqueta de Cádiz

Una de las joyas, poco conocida, del patrimonio histórico-artístico de Cádiz es el plano-relieve o maqueta de la ciudad, realizada en el siglo XVIII, y conservada en el Museo de las Cortes, la cual reproduce a escala el Cádiz de la época, cuyas medidas son 12,52 metros de largo por 6,92 de ancho. Fue un proyecto del rey Carlos III, que deseaba tener las maquetas de las principales plazas fuertes españolas, aunque solo llegó a ejecutarse la primera de las proyectadas, que fue la de la plaza de Cádiz, debido a los elevados costes que suponía tal proyecto. Su construcción se llevó a cabo por el ingeniero militar y teniente coronel de infantería Alfonso Ximénez entre los años 1777 y 1779, en el que participaron diversos artesanos de la ciudad, usando materiales nobles, como pino de Flandes, caoba, ébano y márfil, con un total de 333 piezas. Es, sin lugar a dudas, un documento de gran valor e interés que nos muestra cómo era la ciudad en esos años y nos permite comprobar su evolución a lo largo del tiempo, su urbanismo, sus casas, sus conventos e iglesias, sus murallas, el puerto, destacando, entre otros, el conjunto de las Puertas de Tierra, con los desaparecidos glacis que había en su frente, y la catedral, donde se aprecia el diseño original de las torres que aún no se habían construido y que fue modificado posteriormente. Una vez concluida, la maqueta se trasladó a Madrid, donde permaneció hasta finales del siglo XIX, en que regresó a Cádiz, pasando por diversas vicisitudes hasta que fue instalada en el Museo Iconográfico e Histórico de las Cortes y Sitio de Cádiz en 1912 y restaurada en los años sesenta del pasado siglo.

El siguiente enlace de Diario de Cádiz es un completo reportaje fotográfico sobre la maqueta:

miércoles, 27 de abril de 2022

Liberal

Monumento a las Cortes de Cádiz
Liberal es un término que tiene varias acepciones o significados. Según la Real Academia Española de la Lengua, liberal es una persona generosa o que actúa con liberalidad; que se comporta o actúa de una manera alejada de modelos estrictos o rigurosos; o, también, que es comprensivo, respetuoso y tolerante con las ideas y los modos de vida distintos de los propios y con sus partidarios; otra acepción es que es partidario del liberalismo. El liberalismo es una doctrina o filosofía política, social y económica que defiende las libertades y derechos individuales, la igualdad ante la ley, la limitación del poder del Estado, y, desde el punto de vista económico, la iniciativa privada y el libre mercado, principios que se condensan en el llamado Estado de Derecho o Imperio de la ley. Surge en el siglo XVIII durante la Ilustración, en países como Inglaterra, Francia y EE.UU., defendido por filósofos e intectuales, siendo la emergente burguesía de la época la gran beneficiaria y defensora de este nuevo régimen, que se inicia con la Revolución Francesa.

Pero el liberalismo también tuvo en España un lugar especial, concretamente en la ciudad de Cádiz, entonces de gran renombre e importancia, por cuyo floreciente puerto, además de las mercancías de todo el mundo, llegaban las nuevas ideas de libertad que circulaban por Europa y que hicieron de Cádiz una urbe abierta, cosmopolita y liberal, una verdadera isla de libertades y de cultura en la España de aquella época. Fue en el Cádiz de las Cortes, entre los años 1810 y 1813, reunidas, primeramente, en San Fernando y trasladadas, poco después, a la capital gaditana, cuando el liberalismo ve la luz, promulgándose en 1812 la primera Constitución española, modelo de otras Constituciones europeas y americanas, y llamándose liberales a los diputados que defendían esas nuevas ideas, protagonistas principales en la elaboración de aquélla, dotándose por primera vez a la palabra liberal del sentido politico que en la actualidad tiene, por contraposición a serviles o absolutistas, partidarios del absolutismo o poder absoluto del monarca, que defendían sin limitaciones de ningún tipo. Dos ideas o formas de entender la política y la sociedad que años después, tras la muerte de Fernando VII en 1833, llegarían a enfrentarse en las llamadas guerras carlistas. 

Cádiz era una isla de libertad y cultura en la España de la época
El político y escritor gaditano Antonio Alcalá Galiano (1789-1865), afirma que la palabra liberal nació en Cádiz, y, según el también escritor e historiador santanderino Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912), esta palabra no había tenido en España otra aceptación que la de generoso o desprendido, pero desde aquella temporada gaditana (se refiere al período de las Cortes) comenzó a designar a los que siempre llevaban el nombre de libertad en los labios (1).

En el libro titulado El Habla de Cádiz, de Pedro Payán Sotomayor, se recoge esta palabra entre los muchos vocablos y expresiones de origen gaditano que el autor enumera, y menciona la cita del historiador Gregorio Marañón en el prólogo de otra obra, El Cádiz de las Cortes, de Ramón Solís, donde se dice que Cádiz, al principio de siglo, era de todas las ciudades de España la que por su cultura, su finura y su sentido universal tenía que sentir la honda responsabilidad de aquel viento que sopló sobre el mundo en el siglo XVIII, porque Cádiz, en la época de las Cortes, fue (...) una de las ciudades creadoras de la España moderna (2).

En Cádiz, pues, existía el caldo de cultivo que la convertiría en uno de los santuarios mundiales del movimiento liberal, en sus gentes, en sus costumbres, en la ideosincracia de su pueblo que, no olvidemos, lo integraban gaditanos de origen y de otras nacionalidades, comerciantes principalmente, atraídos por la actividad de su puerto que se habían establecido en la ciudad y echado raíces.

Fuentes de las citas: 
(1) https://prodavinci.com/la-palabra-liberal-es-de-origen-espanol/
(2)El habla de Cádiz, de Pedro Payán Sotomayor. Sexta edición revisada, 1996. Quorum Libros Editores. 

jueves, 10 de marzo de 2022

Gaditanos en las gradas del Coliseo de Roma

En la Antigüedad, Cádiz (Gades) mantuvo una intensa relación con Roma que iba más allá de las relaciones puramente comerciales a través de su puerto, pues éstas se extendían también al terreno de la política, de lo social, de lo militar y del ocio. Fue una relación fructífera desde los mismos inicios de la conquista romana de la vieja Gadir a los cartagineses, a finales del siglo III a. de C., durante las guerras púnicas, en la que la ciudad obtendría un trato favorable por parte de los conquistadores romanos al haberse aliado con ellos en contra de los cartagineses, otorgándole el tratamiento privilegiado de ciudad federada y bautizándola con el nombre de Gades. El escritor y orador romano Cicerón la llamaría, posteriormente, "fidelísima y muy amiga de Roma"*.

Aunque conservando sus viejas tradiciones fenicias, la ciudad se integró plenamente en el mundo romano, sobre todo en tiempos de los Balbos, una  rica familia gaditana de origen púnico del siglo I a. de C., que tuvo un papel relevante en la vida política, social y económica de la ciudad. Uno de sus miembros, Lucio Cornelio Balbo el Mayor, que fue el primer no itálico en alcanzar la más alta magistratura romana, al ser nombrado cónsul en el año 40 a. de C., mantuvo una estrecha amistad con Pompeyo y, sobre todo, con Julio César, llegando a convertirse en hombre de confianza suyo. Fruto de esta buena relación, César otorgó la ciudadanía romana a los gaditanos, visitando la ciudad y su famoso templo de Hércules donde, según cuenta el historiador romano Suetonio, lloró ante la estatua de Alejandro Magno que había en su interior, al recordar que, a la misma edad que el macedonio, no había alcanzado su gloria ni hecho nada digno de mención. Un sobrino de Balbo, de su mismo nombre y conocido como Balbo el Menor, también ocupó diversas magistraturas y participó en varias campañas militares en África, siendo el primer general extranjero en obtener de Roma los honores del Triunfo, además de ser amigo personal del emperador Augusto. Balbo, que ya había promovido la construcción de un teatro en la capital del Imperio, engrandeció su Gades natal construyendo una ciudad nueva frente a la antigua fenicia, dotándola de grandes edificios públicos, de los que se ha conservado el teatro romano.

Este vínculo entre Gades y la capital del Imperio también alcanzó aspectos lúdicos, como fue, por ejemplo, la fama que llegaron a tener en Roma las bailarinas gaditanas, las puellae gaditanae, conocidas por sus bailes sensuales y sus cantos eróticos, que acompañaban de unos instrumentos musicales parecidos a las castañuelas actuales, las cuales fueron muy apreciadas y solicitadas en las fiestas y banquetes de los patricios romanos.

Pero la relación de gaditanos y gaditanas con Roma no solo se circunscribía a estas bailarinas.  Además de los Balbos, es de suponer que hubieran otros, políticos, nobles, comerciantes o simples ciudadanos pudientes, que la visitaran, que se relacionasen con personajes romanos importantes y que, incluso, llegaran a poseer asientos reservados en algunos sus grandes edificios públicos, como el Coliseo. Y es que se han conservado dos inscripciones con el nombre de Gaditanorum, es decir, de los gaditanos, en unas gradas del famoso anfiteatro romano, en la cávea o zona noble, donde tomaban asientos los senadores y patricios romanos, que fueron analizadas hace varios años por unos investigadores de la Universidad de Cádiz, que indica que ese lugar del graderío estaba reservado a los gaditanos. Son las únicas inscripciones existentes que aluden a los naturales de una ciudad del Imperio, no existiendo ninguna otra, o, al menos, que se haya conservado. Este dato curioso pone de manifiesto que hubo familias gaditanas ricas o influyentes viajando o residiendo en Roma, que podían permitirse el privilegio de disponer de localidades privadas en dichos edificios públicos, ejemplo de esa importante relación existente entre ambas ciudades.

 

(*) Historia de Cádiz y su Provincia, de Adolfo de Castro, pag. 137.

Más información sobre las bailarinas gaditanas en el siguiente enlace: 

http://curiosidadesdecadiz.blogspot.com/2014/10/las-bailarinas-gaditanas-que.html

jueves, 24 de febrero de 2022

El atípico Carnaval de 2022

Este año Cádiz va a celebrar un carnaval atípico, debido, todavía, al impacto de la pandemia, tras dos años de la misma. El carnaval oficial, organizado por el Ayuntamiento de la ciudad, tendrá lugar en junio, entre los días dos y seis de dicho mes, celebrándose también en la Primavera el Concurso del Falla; en cambio, en otras poblaciones gaditanas sus Consistorios sí celebrarán los carnavales de manera oficial. Pese a todo, en febrero, fecha natural de celebración de esta fiesta, habrá en Cádiz, literalmente, un carnaval de la calle, sin programación oficial. La calle en el carnaval gaditano siempre ha sido y es protagonista, porque el pueblo lo vive y lo disfruta en ella, sin la cual no se entendería aquél; ahí están, si no, las numerosísimas chirigotas callejereas o ilegales, que no participan en el Concurso Oficial de Agrupaciones del Teatro Falla, pero que animan con sus coplas y sus tipos el ambiente callejero, lo  mismo que los romanceros y otras agrupaciones carnavalescas. Por tanto, el carnaval de este febrero sí que va a ser un carnaval, particularmente, de la calle, extraoficial, al no participar el Ayuntamiento, un hecho que no sucedía en la ciudad desde hacía más de un siglo y medio.

Este carnaval callejero, organizado por una plataforma ciudadana compuesta por peñas, hosteleros y colectivos carnavalescos, tendrá lugar entre el 26 de febrero y el 1 de marzo, destacando la participación de dichas agrupaciones ilegales y de los romanceros, tanto en la calle como en salas de fiestas, junto a otros actos.

Este fin de semana coincide, además, con la festividad, el lunes 28, del día de Andalucía, lo que atraerá a muchos andaluces y de otras regiones españolas a la capital gaditana para disfrutar de este carnaval especial. Un buen momento, además, para conocer la ciudad un poco mejor, visitando sus rincones más emblemáticos, sus monumentos y sus museos, sin olvidar, por supuesto, la degustación de su buena gastronomía, dispensada en bares, restaurantes y chiringuitos.

martes, 8 de febrero de 2022

Molinos de viento frente a la playa de La Caleta

Hay un proyecto de una empresa privada para la instalación de un parque eólico marino con 18 aerogeneradores o molinos de viento, de doscientos metros de altura cada uno de ellos, en aguas de la Bahía gaditana, concretamente en una zona comprendida entre las playas de La Costilla de Rota y La Caleta de Cádiz, a cuatro y seis kilómetros, respectivamente, de las mismas. Existen, no obstante, ciertos obstáculos que podrían impedir su instalación, al no ser factible en el litoral gaditano, según el Ministerio de Transición Ecológica, por la imposibilidad de compatibilizar el desarrollo de este parque eólico con las actividades de la Defensa Nacional en esta zona del Atlántico, con la seguridad de la navegación aérea y marítima, al estar en la bocana de entrada al puerto de Cádiz y frente a la Base Aeronaval de Rota, y, por último, por razones medioambientales, al estar ubicada en una Zona de Especial Protección para las Aves, además de estar a muy poca distancia de playas de gran valor turistico, como son las de Cádiz, Rota y El Puerto de Santa María. A lo que habría que añadir el gran impacto visual que esos gigantescos molinos producirían, rompiendo de lleno la belleza de este mar y de sus vistas. Espero que todas estas razones impidan el desarrollo de este proyecto y que, finalmente, no lleguen a instalarse dichos aerogeneradores.

Más información en el siguiente reportaje de Diario de Cádiz:

https://www.diariodecadiz.es/cadiz/parque-eolico-no-factible-Golfo-Cadiz_0_1654034992.html

martes, 1 de febrero de 2022

La ruta comercial entre Cádiz y Manila

Durante el siglo XVIII Cádiz fue el puerto más importante no solo de España, sino de toda Europa, como antes lo había sido el de Sevilla, sobre todo a raíz del traslado de la Casa de Contratación y Consulado de Indias desde esta ciudad a la capital gaditana en el año 1717, hecho que le permitió monopolizar todo el comercio con las colonias españolas de Ultramar, aunque esta pujanza del puerto gaditano era ya una realidad desde finales de la centuria anterior. Fruto de esta relevancia, la Corona española decidió establecer una ruta comercial que uniera de manera directa Cádiz con Manila, en las islas Filipinas, doblando el Cabo de Buena Esperanza, en el extremo meridional del continente africano, y atravesando el Océano Índico, para, así, poder comerciar, sin necesidad de hacer trasbordo en tierras americanas, con estas posesiones españolas del Pacífico, además de con otros paises de Asia oriental, como China, Japón o la India. Esta ruta se mantuvo activa entre los años 1765 y 1834, siendo realizado su trazado por el navío de la Armada española Buen Consejo, al mando del capitán Juan de Cassens, el cual habia zarpado del puerto gaditano el 26 de enero de 1768, recogiendo las referencias geográficas y los trazados de los puertos que componian la travesía en diecinueve cartas naúticas que se conservan en el archivo municipal de El Puerto de Santa María. Hasta ese momento, la única conexión existente entre España y Filipinas era a través del llamado Galeón de Manila, ruta que hacía el recorrido entre el puerto de Acapulco, en Nueva España (Méjico), y Manila, regresando los galeones al puerto mejicano en el llamado tornaviaje o viaje de vuelta, aprovechando la corriente marina del Kuro Shivo, destacando los intercambios comerciales de plata mexicana, porcelana y sedas chinas y especias y otros productos. Una vez en Acapulco, las mercancías eran transportadas por tierra hacia el puerto atlántico de Veracruz, de donde partían rumbo a los puertos de Sevilla y Cádiz, a través de la Flota de Indias, que era el sistema de navegación que unía ambas orillas del Atlántico, base del comercio entre España y sus colonias ultramarinas, que estuvo en uso entre los siglos XVI y XVIII, hasta la desaparición del monopolio comercial con el decreto de libre comercio de 1778.
Puerto de Cádiz en el siglo XVIII
La nueva ruta que unía los puertos de Cádiz y Manila duraba unos cinco meses y, a través de ella, España exportaba productos manufacturados, hierro, aceite de oliva y vino, e importaba tejidos de seda y de algodón, especias, índigo, cacao y café, entre otros. Junto a la ruta del Galeón de Manila, la de Cádiz-Manila, fue, pues, iniciadora temprana de ese fenómeno tan actual que es la globalización, al conectar tres continentes: Europa, América y Asia. Un aspecto éste de nuestra historia que habla del auge económico y comercial de Cádiz y de su puerto en aquellos años del siglo XVIII.


Rutas de la Flota de Indias y del Galeón de Manila