viernes, 31 de diciembre de 2021

La Gadir fenicia a la luz de la arqueología

Reconstrucción del Templo de Melkart
Durante los últimos años, la arqueología ha ido poniendo de relieve el papel y la importancia de Cádiz y su bahía como enclave fenicio de primer orden en la Antigüedad; de Gadir, una urbe asentada sobre dos islas, Eritheia y Kotinoussa, en la primera de las cuales se situó la ciudad propiamente dicha, siguiendo la tradición de las metrópolis fenicias de construir sus ciudades en islas o peninsulas situadas frente a la costa, y en la segunda, en el extremo suroccidental de la misma, el famoso Templo de Melkart o Templo de Hércules gaditano. Es un hecho éste que confirma lo que ya sabíamos a través de los autores clásicos, los cuales aludían sin excepción a esa importancia. La arqueología, pues, está sacando poco a poco a la luz ese legendario pasado fenicio gaditano, como viene haciendo en las últimas décadas. Yacimientos como el de Gadir, en pleno centro de Cádiz; Doña Blanca, en el Puerto de Santa María; los hornos púnicos de San Fernando y, en las últimas semanas, el descubrimiento de estructuras submarinas en el caño de Sancti-Petri, entre Chiclana y San Fernando, frente al islote del mismo nombre, que podrían pertenercer al templo de Melkart, una zona donde desde hace mucho tiempo han aparecido numerosos restos arqueológicos conservados en el Museo de Cádiz, al igual que los sarcófagos antropoides púnicos de este mismo museo, pertenecientes a la necrópolis gaditana, hablan por sí solos de ese esplendoroso pasado fenicio y púnico de la bahía gaditana, centro del comercio de todo el Mediterráneo occidental y de la costa atlántica durante el primer milenio antes de nuestra era.

https://elpais.com/cultura/2021-12-27/cadiz-descifra-el-rompecabezas-de-su-pasado-fenicio.html?ssm=FB_CC&fbclid=IwAR30rlqzPn4AmbGlTjyLAbo8HBtbrxBywviPbra519WbGbLcfSB_Xd4rxZk

sábado, 30 de octubre de 2021

¿La Atlántida en la costa de Cádiz?

La Atlántida, esa antigua y avanzada civilización, desaparecida tras un cataclismo, que describe Platón, ha sido noticia estos útlimos días como consecuencia de unas investigaciones llevadas a cabo por un equipo arqueológico que la sitúa en la costa gaditana, cuyos restos afirma haber descubierto. No es la primera vez que se ubica en la zona de Cádiz; otros investigadores en el pasado también lo han hecho, como el arqueólogo alemán Schulten a principios del siglo pasado, que la relacionó con Tartesos, aunque también se ha localizado en otros lugares del mundo. Para algunos historiadlores, en cambio, esta civilización no es más que invención del propio filósofo griego para exponer algunas de sus ideas politicas.

Platón describe la Atlántida en sus diálogos Timeo y Critias, según el cual era una fabulosa civilización construida sobre una isla situada más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar), que alcanzó gran riqueza y poder nueve mil años antes de su época, es decir, hace más de once mil años, y que llegó a dominar gran parte de Europa y del norte de África. Estaba rodeada de canales y anillos concéntricos de agua, con murallas y edificios imponentes, sucumbiendo en un día y una noche como consecuencia de un gran cataclismo que la sumergió bajo el mar.

En el programa Cuarto Milenio, de la cadena Cuatro, dirigido por Iker Jiménez, el periodista entrevista al arqueólogo responsable de dichas investigaciones, Michael Donellan, donde da algunas claves interesantes sobre las mismas.

https://www.cuatro.com/cuarto-milenio/atlantida-platon-espana-sumergida-costas-cadiz_18_3223771000.html

viernes, 15 de octubre de 2021

Gadir, una de las grandes ciudades de la Antigüedad


Cádiz, la mítica Gadir fenicia y Gades romana, fue una de las ciudades más importantes de la Antigüedad, no solo de la Península Ibérica, sino del entonces mundo conocido, descrito así por los autores clásicos y corroborado cada vez más por la arqueología, gracias a los numerosos hallazgos aparecidos en distintos puntos de la ciudad, sobre todo en los últimos años. Fundada por los fenicios en torno al año 1000 a. de C., fue convertida en su principal colonia de Occidente, desde donde podían controlar todo el comercio de la zona, que le aportaría una gran riqueza y prosperidad, importancia que continuaría bajo la dominación romana, elevada ya a la categoría de ciudad, y siendo famosa, entre otros motivos, por su templo de Melkart o Hércules, visitado por las grandes personalidades de la época. De esta importancia da idea el hecho de que Gades contase con más de quinientos équites o caballeros (una de las clases altas de la sociedad romana), solo superada por Roma y Padua, según el geógrafo griego Estrabón (s. I d.C.). Para algunos historiadores e investigadores actuales, Cádiz sería equiparable a ciudades como Atenas, Esparta, Roma o Cartago, como se expone en el libro Mito y Arqueología en el nacimiento de ciudades legendarias de la Antigüedad, del catedrático de historia antigua de la Universidad de Sevilla César Fornis Vaquero, publicado por la Editorial Universidad de Sevilla, cuya reseña literaria transcribo a continuación:

El objetivo principal del presente libro es analizar el nacimiento y conformación, tanto en el plano mítico y literario como en el arqueológico, de un elenco de ciudades legendarias de la Antigüedad clásica que han marcado con su impronta el pensamiento y la cultura occidentales, ciudades cuyos meros nombres desatan nuestra imaginación: Atenas, Esparta, Tebas, Roma, Cartago y Gadir. Los progresos paulatinos de la ciencia arqueológica en los últimos años han confirmado, modificado o refutado, según los casos, la información aportada por la tradición literaria, compleja y sesgada en virtud del poder alcanzado por estas ciudades. Se trata por lo tanto de una puesta al día de nuestros conocimientos científicos sobre el origen de estas poderosas y emblemáticas ciudades, casi siempre oscuro y teñido por el mito, hondamente arraigado en una época arcaica en la que aún era infrecuente el uso de la escritura.

jueves, 30 de septiembre de 2021

El puente romano de Gades

Canal Bahía-Caleta. Se puede apreciar el puente

No se han encontrado restos arquitectónicos, ni tampoco existen referencias literarias de la época, pero es muy posible que hubiese un puente romano en la antigua Gades que uniera las dos islas que entonces la conformaban, Erytheia y Kotinoussa, que salvara el brazo de mar o Canal Bahía-Caleta que las separaba, máxime teniendo en cuenta la gran capacidad de los romanos para la construcción de grandes obras públicas en las ciudades bajo su dominio. La primera de las islas, la más pequeña, era donde se asentaba la antigua ciudad fenicia de Gadir, mientras que la segunda, alargada y de mayor tamaño, era la zona natural de expansión de aquélla, donde se había construido en época romana una nueva ciudad. El puente era, pues, una construcción necesaria para el tránsito de personas y carros entre ambas islas, pero también para abastecer de agua potable, no solo a la población de Eritheia, sino a las factorías de salazón y otras industrias pesqueras allí existentes, que estaría canalizada a través de algún conducto desde los grandes depósitos de agua potable abastecidos por el acueducto, situados donde hoy están las Puertas de Tierra. Dicho puente podría estar localizado en la zona del mercado central, por donde discurríría el citado canal, muy cerca de la factoría de salazón del desaparecido Teatro Andalucía y del yacimiento fenicio Gadir. Según esta hipótesis, defendida por el arqueólogo Juan Miguel Pajuelo, la existancia de este puente podría haber provocado con el tiempo el cerramiento y posterior cegamiento del canal Bahía-Caleta.

https://www.diariodecadiz.es/ocio/puente-romano-Gades_0_1614740455.html

sábado, 24 de julio de 2021

Un vertedero de 2.000 años de antigüedad

Testaccio haliéutico o vertedero romano de Cádiz

Nada habla mejor de cómo es la vida de un lugar que los residuos que dejan sus habitantes, pues gracias a esas basuras podemos conocer cuáles son sus costumbres, sus gustos, sus modos de vida y otros aspectos de su cotidianidad. Tanto como las construcciones, monumentos, necrópolis u otros restos arqueológicos de una ciudad o,incluso mas, los residuos acumulados a lo largo del tiempo por esos antiguos ciudadanos nos dan una valiosísima información sobre cómo eran o como vivían. Es el caso del llamado Testaccio haliéutico, o vertedero, fechado entre los siglos I a.C. y I d.C., hallado en 2019 en el Edificio Olivillo de Cádiz, en el marco de unas obras para acondicionarlo como instalación universitaria, muy próximo a la playa de la Caleta. Se hallaba en una de las orillas del canal Bahía-Caleta que en aquella época dividía Cádiz en dos islas, concretamenta de la isla Erytheia, una zona donde se localizaban factorías de salazón, tintorerías, fábricas de ánforas y otros edificios relacionados con la industria pesquera, a cierta distancia de la urbe gaditana, en donde se fueron acumulando restos de pescado, de ánforas, cerámicas y otros residuos generados por esta actividad portuaria. El vertedero formaba un montículo de unos siete metros de residuos, el cual sería visible desde cualquier punto de la ciudad romana. En las excavaciones llevadas a cabo también se hallaron restos de la pintura mural que decoraban las paredes de dichas instalaciones. Este espacio, de gran interés arqueológico, será convertido en un museo en el sotano del citado Olivillo a finales de año, un espacio de más de cien metros cuadrados de planta y cuatro de estratigrafía, donde podremos apreciar in situ parte de ese vertedero de 2.000 años de antigüedad, que nos permitirá conocer un poco mejor la vida en la antigua Gades.

Reconstrucción del testaccio bajo una imagen de Gades


sábado, 3 de julio de 2021

Cádiz, pionera de la tanda de penaltis

En estos días en que se está celebrando la Eurocopa 2020 de fútbol, que se suspendio el pasado año por la pandemia, es momento para recordar dónde surgió la idea de la tanda de penaltis para desempatar aquellos partidos en que los dos equipos finalizan el encuentro en empate, tras disputar los noventa minutos reglamentarios y la correspondiente prórroga con el mismo resultado, como le ha pasado a la propia selección española, que derrotó a Suiza, precisamente, en la tanda de penaltis, lo que le ha permitido acceder a las semifinales. Pues bien, fue en Cádiz donde esta fórmula vio la luz por primera vez, durante la celebración del Trofeo Carranza del año 1962, el conocido durante mucho tiempo como Trofeo de Trofeos, de gran renombre y prestigio durante muchos años y ya un tanto devaluado, que animaba con la fiesta del fútbol los veranos gaditanos antes del inicio de la temporada liguera. La idea de los penaltis se le ocurrió a un periodista de Diario de Cádiz, llamado Ramón Ballester, tras acabar en empate a tres goles la final de ese año entre Barcelona y Zaragoza, para así no tener que repetir el encuentro al día siguiente o darle la victoria al equipo que hubiese obtenido menos saques de esquina en contra. El partido, finalmente, se resolvió a favor del primero de los equipos, con el lanzamiento de cinco penaltis seguidos, sin alternancia entre los equipos, como se hace ahora, al haber marcado más goles, una iniciativa que haría fortuna en todo el mundo, aunque el mérito se lo llevaría años después el árbitro alemán Karl Wald, al presentar la misma idea a la FIFA y darle este organismo el reconomiento que le negaron en su momento al periodista gaditano. Este sistema de desempate se utilizó por primera vez en competiciones internacionales en la Eurocopa de 1976, dando la victoria a Checoslovaquia frente a Alemania Federal, donde el jugador checoslovaco Panenka lanzó, posiblemente, el penalti más famoso de la historia del fútbol. 

Copas del Trofeo Carranza



domingo, 20 de junio de 2021

Factoría romana de salazón

Factoría romana de salazón
Se trata de uno de los enclaves arqueológicos romanos más importantes de Cádiz, del siglo I a. de C., situado en la calle Sacramento, en pleno centro de la ciudad, próximo al yacimiento fenicio Gadir, en una de las orillas del canal o brazo de mar que entonces dividía en dos a Gadir-Gades y que con el tiempo fue colmatándose hasta desaparecer (Canal Bahía-Caleta). Descubierta en los años noventa, tras el derribo del Teatro Andalucía, consta de varias piletas distribuidas en torno a un patio central, donde se elaboraban productos derivados del pescado, como salsas y salazones, entre ellas el famoso garum, salsa de pescado elaborada con sus visceras y muy apreciada entre los antiguos romanos. En una de sus paredes se descubrió un curioso dibujo o grafitti de la época representando un faro, el cual aparece con forma de zigurat o pirámide escalonada.
 
Faro de Gades

viernes, 5 de marzo de 2021

La casa gaditana


El conjunto urbano del Cádiz antiguo se caracteriza por determinados aspectos que lo hacen interesante y peculiar, como son su simetría, sus calles rectas y bien ordenadas y la altura uniforme de sus viviendas, siguiendo los cánones racionalistas, configurando un urbanismo propio de su gran época de esplendor comercial, el siglo XVIII. Un paseo por el casco histórico gaditano nos permite comprobar esta realidad, como un patrimonio que se ha conservado bastante bien, pese a algunas actuaciones urbanísticas desgraciadas llevadas a cabo a lo largo del siglo XX que lo han dañado, como el derribo de parte de sus murallas o la construcción de edificios altos.

Desde mediados del siglo XVIII, ante la necesidad de la ciudad de crecer en altura por la escasez de suelo urbanizable, que ya por entonces empezaba a ser un problema, las autoridades locales, aconsejadas por algunos médicos, querían limitar dicha altura para que las calles y plazas quedasen bien iluminadas y aireadas, al considerar poco beneficioso para la salud edificios demasiado altos que impidiesen el paso de la luz del sol y la circulación de los vientos. La altura de las casas quedaría fijada, pues, en dicisiete varas (unos catorce metros), distribuídas en tres o cuatro plantas, quedando así establecido en las Ordenanzas municipales de 1792, considerando que esto contrubuía a la propia estética de la ciudad. Todo proyecto de obra nueva debía pasar los controles municipales, cuyos planos y alzados eran revisados y aprobados, en su caso, por el alarife o arquitecto mayor de la ciudad.

La casa gaditana, propia de la burguesía mercantil, responde a un prototipo que le da un carácter propio, con elementos que se van repitiendo a lo largo de la ciudad. Algunas de ellas son de mayor suntuosidad y riqueza decorativa, destacando las monumentales portadas de sus fachadas, residencia de los llamados Cargadores a Indias, ricos comerciantes con las colonias de ultramar, cuyas casas-palacio podemos admirar hoy día, como la Casa del Almirante, la Casa Lasquety o la Casa de las Cadenas (en la foto). Las distintas habitaciones y dependencias se organizan en torno a un gran patio central que permite iluminar el interior, con cubierta o montera de cristal, en muchos casos, que lo protegen de la lluvia. Un pozo o brocal que recogía el agua de lluvia que se almacenaba en un aljibe, en una época en que no había agua corriente, y columnas de mármol dan un toque artístico al patio, donde desemboca la escalera de mármol que une los distintos pisos. Cierros y ventanales cierran tales pisos asomando al patio, elemento que se añadirá en el siglo XIX.

En la planta baja se encontraban los almacenes, pudiendo albergar también las caballerizas. En el entresuelo, de techos bajos, se ubicaban las oficinas o escritorio del burgués, donde llevaba el control de sus negocios, pudiendo también albergar la biblioteca y, en algunos casos, algún museo particular de pintura. En el segundo piso o planta principal era donde vivía el señor y su familia, la zona noble de la casa, decorada con muebles de caoba, vajilla de cristal, espejos, arañas, cortinas, cuyos altos techos le daban suntuosidad. La tercera planta estaba destinada a residencia de la servidumbre y a cocina. La casa se completaba con las azoteas, encaladas y bien cuidadas, donde estaban los lavaderos y donde se alzaba el elemento más característico de la arquitectura gaditana, las torres-miradores, desde donde el señor podia ver y controlar los barcos que iban o venían de las Indias con sus mercancías y desde las cuales se observa una amplia y bella panorámica de la bahía.

Torres-miradores de Cádiz
Al exterior, son característicos los sillares de piedra ostionera con que están construídas las fachadas de las casas, así como los cierros de los balcones, que, al igual que en el interior de la vivienda, son añadidos posteriores, dando carácter y vistosidad a las calles gaditanas, destacando las portadas de algunas de las casas-palacio de los siglos XVII, XVIII y XIX, como ya he mencionado. A lo largo del siglo XX muchas de estas casas quedaron convertidas en casas de vecinos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Plaza de San Antonio. Destaca la torre-mirador


 
Patio gaditano

domingo, 10 de enero de 2021

El Templo de Hércules



Reconstrucción ideal del Templo de Melkart
El Templo de Melkart, más conocido como Templo de Herakles o de Hércules, en su denominación griega y romana respectivamente, y también Heracleion Gaditano, fue uno de los santuarios más importantes de la Antigüedad, cuya fama se extendía por todo el mundo entonces conocido, citado por numerosos historiadores y escritores clásicos. Estos autores remontaban sus orígenes a tiempos de la guerra de Troya, en el siglo XII a. de C., coincidiendo con la fundación por los fenicios de la propia ciudad de Gadir en cuya isla se asentaba (según estas fuentes hacia el año 1.104 a. de C.), cronología que, por el momento, no ha podido ser corroborada por la arqueología, que data los orígenes de la ciudad en el s. IX a. de C. El geógrafo griego Estrabón en su Geografía (siglo I a. de C.) refiere que los fenicios fundadores de Gadeira (Gadir en lengua griega), procedentes de Tiro, alzaron el santuario en la parte oriental de la isla y la ciudad en la parte occidental. De manera que el templo estaría situado en lo que hoy es el islote de Sancti-Petri, frente a la playa y poblado de su mismo nombre, en la localidad gaditana de Chiclana de la Frontrera, que en tiempos antiguos estaba unido a Gadir, constituyendo una isla alargada llamada Kotinoussa.
Islote de Sancti-Petri desde la playa de La Barrosa
Melkart era el dios de la ciudad de Tiro, dios de la agricultura y protector del comercio y de la navegación, posteriormente asimilado a Herakles o Hércules. Este héroe mitológico griego, mítico fundador de Cádiz, a donde había acudido para ejecutar uno de sus famosos doce trabajos,  a saber matar al gigante Gerión y robar sus toros rojos, estaba enterrado en el templo gaditano, según el historiador romano Pomponio Mela, causa de su fama en el mundo antiguo.
Estos doce trabajos de Hércules, según Silio Itálico (s. I a.C.), estaban esculpidos en letras de bronce en la fachada principal del santuario, la cual se hallaba flanqueada por dos grandes columnas, ante las que los navegantes realizaban sus sacrificios. El santuario estaría compuesto de varias edificaciones y un patio central. Sin imagen del dios titular del templo, en su interior ardía un fuego perpetuo custodiado por sacerdotes, que eran los únicos que podían entrar en el templo, teniendo las mujeres prohibida su entrada. Distintos altares representaban escenas de la vida de Hércules. Según el historiador griego Polibio (s. II a.C.) en el templo había dos pozos cuyo régimen de aguas era inverso al de las mareas, bajando en la pleamar y subiendo en la bajamar.
El templo de Melkart fue visitado por algunos de los personajes más ilustres de la Antigüedad, como Amílcar Barca, donde, según la leyenda, juró odio eterno a Roma; su hijo Aníbal, que lo visitó antes de emprender la conquista de Italia, y Julio César, el cual, según el historiador romano Suetonio, lloró ante la estatua de Alejandro Magno que había en su interior al no haber alcanzado a la edad de éste sus grandes triunfos, y en donde tuvo un sueño premonitorio sobre su posterior domino del Imperio.
Castillo de Sancti-Petri

Algún autor ha sugerido, incluso, la posibilidad de que las dos columnas que flanqueban la entrada principal del templo fuesen, en realidad, las famosas Columnas de Hércules que tradicionalmente se ha situado en el Estrecho de Gibraltar, identificadas concretamente con los montes Calpe (Peñón de Gibraltar) y Abyla (Ceuta).

El culto en este importante lugar sagrado de la Antigüedad se mantuvo de manera ininterrumpida hasta época romana, durante unos mil años, coincidiendo su decadencia y desaparición con la propia del Imperio, siendo, finalmente, abandonado y quedando a merced de los temporables, de la acción del mar, del ataque de piratas y del tiempo, llegándose a usar sus restos como cantera para nuevas construcciones en épocas posteriores. En el lugar que ocupara el templo o en sus inmediaciones se levantó durante la Edad Media un castillo reconstruido posteriormente, datando la fortificación actual de los siglos XVII y XVIII, la cual defendía el acceso al caño de su mismo nombre.

Melkart (Museo de Cádiz)
El santuario quedó consagrado a San Pedro, tras su paso por el lugar del apóstol Santiago, erradicando el culto pagano, de ahí el nombre de Sancti-Petri con que desde entonces se le conoce.

En la zona se han hallado importantes restos arqueológicos pertenecientes al templo que se conservan en el Museo Arqueológico de Cádiz, como dos estatuas romanas representando a un emperador romano en mármol y bronce (toracato), y diversas estatuillas de bronce fenicias y romanas representando a Melkart y a Hércules.

El compositor gaditano Manuel de Falla, que visitó Sancti-Petri, se inspiró en este lugar para componer La Atlántida, obra que la muerte le impidió concluir.

Cádiz en la Antigüedad. El punto inferior corresponde al Templo de Hércules

Julio César ante la estatua de Alejandro, lienzo del pintor vejeriego José Morillo (1853-1920)