viernes, 23 de enero de 2015

El rey que quiso ser enterrado en Cádiz

Miniatura medieval representando al rey
Alfonso X El Sabio
Alfonso X El Sabio, fue un rey de Castilla, que reinó entre 1.252 y 1.284, así llamado por la ingente labor cultural, jurídica y científica llevada a cabo bajo su reinado, cuyo ejemplo más notable fue la famosa Escuela de Traductores de Toledo, en la que participaron eruditos cristianos, judíos y musulmanes en la traducción de obras de la antigüedad clásica. Entre sus obras más importantes destacan las Siete Partidas, la Crónica General de España, las Tablas Alfonsíes y las Cantigas de Santa María. Fue también un rey conquistador, siguiendo en esto la estela de su padre Fernando III El Santo, el cual había reconquistado gran parte de Andalucía a los musulmanes. Alfonso, por su parte, incorporó a la Corona de Castilla buena parte de la actual provincia gaditana, entre ellas las plazas de Jerez y Cádiz, en torno al año 1.260, repoblándola, una vez expulsada la población musulmana, con gentes procedentes del norte, especialmente de la región cantábrica.
Reconquistada Cádiz, el Rey Sabio reconstruyó la villa, situada en lo que hoy es el barrio del Pópulo, con idea de hacer de ella una ciudad importante, convirtiéndola en sede de obispado, en sustitución del antiguo ubicado en Medina-Sidonia, dotándola de fuertes murallas y mandando construir la Catedral Vieja o Iglesia de Santa Cruz, construcción de estilo gótico, destruida durante el saqueo inglés de 1596, y reconstruida posteriormente en el actual edificio.
Alfonso X tenía proyectado continuar la labor conquistadora más allá del Estrecho de Gibraltar, sometiendo bajo el dominio castellano el norte de África y, así, evitar en lo posible futuras invasiones musulmanas de España procedentes de esta zona. En este magno proyecto, conocido como fecho del mar, Cádiz y su bahía ocuparían un lugar de primer orden por su estratégica posición geográfica, como puerto base desde el cual organizar la conquista de las tierras africanas. De ahí, su interés en engrandecer la ciudad y de ser el lugar elegido para que reposaran sus restos mortales una vez fallecido.
Grabado medieval de Cádiz, en donde se aprecia las Puertas de Tierra y, al fondo, la villa medieval mandada reconstruir por Alfonso X
Pero otros intereses de su política exterior, como su aspiración al trono imperial germánico, que había quedado vacante y al que tenía derecho por línea materna, le hicieron abandonar aquél proyecto, incumpliéndose también su deseo de ser enterrado en la catedral gaditana, siendolo, finalmente, en la de Sevilla.
La ciudad de Cádiz, pues, tuvo que esperar más de tres siglos, hasta la época del Descubrimiento de América, para renacer de nuevo y tener el protagonismo que se merecía en la historia de España.