sábado, 17 de diciembre de 2022

Cuando la revolución industrial llegó a Cádiz

Vista de Cádiz, de Alfred Guesdon (1853)
En la segunda mitad del siglo XVIII se inicia en Inglaterra la llamada Revolución Industrial con la introducción de la máquina de vapor en los procesos de producción, cambiando la fisonomía de pueblos y ciudades con la aparición de fábricas e industrias con sus chimeneas y del ferrocarril, un fenómeno que se extendería rápidamente por otros países de Europa Occidental y EE.UU., dando lugar a profundas transformaciones sociales y económicas, ya que suponía el paso de una economía basada en la agricultura y la vida rural a otra industrial y urbana, sentando las bases del mundo contemporáneo. Fue un proceso paralelo a los grandes movimientos políticos revolucionarios de la época, como la independencia de EE.UU y la revolución francesa, que supondría el triunfo de la burguesía como clase social dominante, cuyo papel en el siglo XIX sería decisivo. En el caso de España, estos cambios llegarían con retraso, debido a factores estructurales, pero sus efectos se irían notando a medida que avanzaba el siglo, aunque en zonas localizadas de la geografía nacional. 

La Revolución Industrial también llegaría a Cádiz a mediados de este siglo, como se puede observar en un dibujo que el litógrafo francés Alfred Guesdon (1808-1876) realizó durante su visita a la ciudad en 1853, durante su viaje por España, empleando una curiosa técnica consistente en elevar el punto de vista de la imagen, de tal forma que parece hecha desde el aire, ofreciendo, así, una interesante y detallada vista de la ciudad de la epoca. En ella, se aprecian los humos generados por dos chimeneas en el interior del casco urbano, así como los humos procedentes de varios barcos de vapor anclados en aguas de la Bahía.

Las chimeneas pertenecen a dos fábricas que estuvieron situadas en los barrios de Santa María y del Balón. La existente en el primero de los barrios, en la zona izquierda de la imagen, formaba parte de la primera fábrica de gas instalada en la ciudad, construida a base de ladrillos, de unos treinta metros de altura, concretamente en la actual plaza de la Merced, un espacio que había pertenecido al convento del mismo nombre, donde una máquina de vapor producía el gas que se distribuía, a través de una red de tubos de hierro, a las nuevas farolas de gas que el Ayuntamiento había instalado en las calles y plazas gaditanas para mejorar la iluminación nocturna, en sustitución de las antiguas farolas de aceite. Un alumbrado que las autoridades municipales habían inaugurado a finales del año 1846 que, además, podía ser extensible a aquellas viviendas particulares y comercios que lo solicitasen y que estuviesen próximos a la red de abastecimiento, siendo unas viviendas de la calle Sopranis las primeras en disponer de alumbrado de gas. Las compañías Lebón, Grafton y Goldmidt se habían hecho un año antes con la concesión del servicio, haciéndose cargo del mismo años después la empresa Zacheroni y Cía, construyendo unas nuevas instalaciones en extramuros de la ciudad, en la Segunda Aguada, instalaciones que serían ampliadas posteriormente por Lebón, tras hacerse, de nuevo, con el suministro de gas.

Fábrica de Hilados y Tejidos

La otra chimenea, a la derecha de la imagen, era de una fábrica de tejidos construida en el barrio del Balón en el año 1847 por la Empresa Gaditana de Hilados y Tejidos de Algodón al Vapor, S.A., siendo una de las primeras sociedades anónimas existentes en España en el sector textil, con un capital aportado por varios comerciantes y accionistas de casi dos millones y medio de reales. Se trataba de un edificio de ladrillo de cuatro plantas, cuya chimenea tenía una altura de 47 metros, que se elevaba sobre una base cuadrada. Una moderna maquinaria de vapor impulsaba el movimiento de cien telares, dando trabajo la fábrica a más de docientos obreros entre hombres, mujeres y niños, una imagen característica en el trabajo de las fábricas durante el siglo XIX, en donde las condiciones laborales y salariales eran pésimas. Gracias a la nueva industria, la producción textil aumentó considerablemente, aunque en detrimento de los antiguos telares, que vieron reducir su número al no poder competir con aquélla; no obstante, la empresa entraría en quiebra años después, cerrando y dejando en el paro a sus numerosos trabajadores.

La navegación a vapor fue otro de los grandes adelantos tecnológicos de la época, lo que favoreció el tráfico marítimo, tanto de viajeros como de mercancías, al ser un medio de transporte rápido, cómodo y seguro, como se puede apreciar en la imagen, donde algunos vapores aparecen fondeados en la bahia junto a los tradicionales veleros, a cierta distancia del puerto, pues no olvidemos que en aquellos tiempos, debido al poco calado de éste, los buques de mayor tamaño debían fondear aguas adentro. Diversas líneas de Vapores-Correos mantenían bien comunicado Cádiz con otros puertos europeos y americanos, así como con Canarias, Sevilla, Huelva y otros puertos españoles. Había, además, comunicaciones diarias de mañana y de tarde con las otras poblaciones de la Bahía gadiana, El Puerto de Santa María, Puerto Real, San Fernando y La Carraca, comunicaciones que se extendían al interior de la provincia a través de enlaces con líneas de carruajes, que las mantuvo bien conectadas por mar, cuando el ferrocarril aún no había hecho acto de presencia en nuestras ciudades.

Fuente:

https://www.diariodecadiz.es/cadiz/chimeneas-progreso-Cadiz-dibujos-Guesdon_0_1326767662.html

http://calleancha-ars.blogspot.com/2019/02/la-empresa-gaditana-de-hilados-y.html