lunes, 21 de marzo de 2016

El Monumento a la Constitución de Cádiz... ¡de E.E.U.U.!

Monumento a la Constitución de 1.812, en la
Plaza de España de la capital gaditana
El 19 de  marzo del año 1.812 se promulgaba en la ciudad de Cádiz la primera Constitución política española, popularmente conocida como "La Pepa", modelo de otras Constituciones europeas y americanas, tras una intensa labor legislativa iniciada un año y medio antes en la vecina Isla de León, actual San Fernando, con la reunión el 24 de septiembre de 1.810 de las Cortes Generales y Extraordinarias, trasladadas pocos meses después a la capital gaditana, labor que marcaría decisivamente el devenir histórico de España.
Para conmemorar este hecho, se construía en 1.912, con motivo del primer centenario, el Monumento a la Constitución o a las Cortes de Cádiz, ubicado en la Plaza de España, obra del arquitecto Modesto López y del escultor Aniceto Marinas, aunque las obras se prolongarían durante varios años más, conformando un bello conjunto arquitectónico y escultórico con forma de hemiciclo y grandes figuras alegóricas, coronando el conjunto un ejemplar de la Constitución.

Obelisco a la Constitución de Cádiz, en la
ciudad estadounidense de San Agustín.
 Año 1813 (Imagen: lne.es)
Pero no es del monumento gaditano del que vamos a tratar en esta ocasión, sino del existente, curiosamente, en E.E.U.U., en concreto en San Agustín, en el estado de Florida, la ciudad, por cierto, más antigua del país, fundada por los españoles en el siglo XVI. Se trata de un obelisco de color blanco, situado en la plaza también llamada de la Constitución, que tiene la particularidad de ser contemporáneo a ella, del año 1813, como reza en una inscripción, colocada en su parte inferior:
«Plaza de la Constitucion. Promulgada en esta Ciudad de San Agustin de la Florida Oriental en 17 de Octubre de 1812 siendo Gobernador el Brigadier Don Sebastian Kindelan Caballero del Orden de Santiago». Y la inscripción concluye: «Para eterna memoria El Ayuntamiento Constitucional erigio este Obelisco dirigido por Don Fernando de la Maza Arredondo el joven Regidor Decano y Don Francisco Robira Procurador Sindico. Año de 1813».
Hay que tener en cuenta que en aquella época, Florida y otros territorios del sur de los actuales E.E.U.U. formaban parte del imperio español, siendo el único caso en que se ha conservado un monumento de la época conmemorando la Constitución gaditana, cumpliendo, de esta manera, un decreto dictado al efecto: "Las Cortes generales y extraordinarias queriendo fixar por todos los medios posibles en la memoria de los españoles la feliz época de la promulgación de la Constitución política de la monarquía, decretan: que la plaza principal de todos los pueblos de las Españas, en la que se celebre ó se haya celebrado ya este acto solemne, sea denominada en lo sucesivo plaza de la Constitución, y que se exprese así en una lápida erigida en la misma al indicado objeto" (Fuente del decreto: Wikipedia).
En el mismo año de 1.812 se proyectó en Cádiz la construcción de un monumento dedicado a la Carta Magna gaditana, que no se llegó a ejecutar, teniendo que esperar la ciudad un siglo para verlo hecho realidad.
Detalle del obelisco con inscripción conmemorativa (Imagen: abc.es)

sábado, 27 de febrero de 2016

El Acueducto romano de Gades

Acueducto romano de Gades, expuesto en la
plaza de Asdrúbal de la capital gaditana
De todos los pueblos de la Antigüedad, los romanos fueron los grandes constructores de obras públicas: calzadas, puentes, acueductos, teatros, anfiteatros, termas, templos y otros edificios, muchos de los cuales han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación, algunos, incluso, en uso aún, a pesar del tiempo transcurrido. De estas construcciones, los acueductos eran una de las más complejas por las dificultades técnicas que planteaba el suministro de agua a las ciudades.
Cádiz, durante su etapa fenicia (Gadir), se abastecía con el agua procedente de fuentes, pozos y cisternas. A partir de la ocupación romana, el crecimiento de la población hizo necesario buscar otros sistemas de abastecimiento que evitaran la escasez de agua. Así, surgió la idea de construir un acueducto que trajese el preciado liquido desde alguno de los abundantes manantiales que surcaban la serranía gaditana.
El acueducto romano de Cádiz (Gades) fue, sin lugar a dudas, una de esas grandes obras públicas, del que, desgraciadamente, apenas quedan unos cuantos restos, mandado construir en el siglo I a.C por el gaditano Lucio Cornelio Balbo el Menor, promotor del desarrollo urbanístico de Gades y de la construcción de otros importantes edificios, aunque estudios más recientes datan el acueducto un siglo después.
Los bloques de piedra, o atanores, fueron perforados en su
centro formando una tubería, ensamblándose unos con otros
Construido para abastecer a la urbe gaditana con el agua procedente de los manantiales del Tempul, situado en la Sierra de las Cabras, próximo a San José del Valle, sería uno de los más largos, no solo de Hispania, sino de todo el Imperio romano, con un longitud aproximada de unos 75 kilómetros. Para traer el agua desde tan lejos, los ingenieros romanos idearon distintos sistemas de conducción, como túneles, galerías subterráneas, sifones, atanores o tubos de piedra y arquerías, a modo de puentes, que permitieran salvar los numerosos accidentes y desniveles del terreno habidos a lo largo de su recorrido (montes, ríos, valles, marismas y otras formaciones del relieve), hasta llegar a Gades, que, no olvidemos, era una isla en aquella época, con lo cual el acueducto tenía que introducirse dentro del mar. Ya en la isla gaditana, discurría en su último tramo por la playa, paralelo a la calzada romana, hasta desembocar en unos grandes depósitos de agua (castellum aquae) existentes en la zona que hoy ocupa el monumento de las Puertas de Tierra y baluarte de San Roque, desde donde se distribuiría el agua por el caserío gaditano.
Otra vista del acueducto gaditano
En la plaza de Asdrúbal de Cádiz se conserva un tramo del acueducto (procedente de la playa de Cortadura, donde hasta hace algunos años aún podían verse los bloques dispersos en la arena por las mareas), consistente en bloques de piedra ostionera, perforados en su centro formando una tubería de unos veinticinco centímetros de diámetro, en torno de la cual hay un borde a un lado del bloque y un rebaje al otro, para poder ensamblar unos con otros mediante el sistema de macho y hembra, ofreciendo así gran resistencia a la presión del agua. Varios tramos similares a éste se conservan también en el término municipal de Puerto Real, quedando muy pocos restos en otros puntos de su antiguo recorrido.
Un autor árabe de los siglos XVI y XVII, al-Maqqarí, nos da una descripción del acueducto: "Lo trajeron por el fondo del mar, en piedras horadadas en forma de macho y hembra. Cruzaron así los montes y, al llegar a los sitios bajos, edificaron unos puentes sobre arquerías. Atravesándolos así, y alcanzada la tierra mediana, volvían a la construcción mencionada, y cuando topaban con un terreno pantanoso construían una calzada sobre la que corría el agua. Así, hasta alcanzar el mar, en el que después entraba, para salir en la isla de Cádiz".
En este texto se describe cómo consiguieron salvar el obstáculo del mar, quizás uno de los más complicados, sumergiendo los bloques de piedra en el fondo marino hasta alcanzar la isla gaditana.
Mapa de la provincia de Cádiz, con el recorrido del
acueducto en línea discontinua
Historiadores locales como Agustín de Horozco, a finales del s. XVI, y Suárez de Salazar, en el siglo XVII, también hacen referencia al acueducto en sus obras, citando éste último los nombres de los lugares por donde discurría desde la fuente del Tempul: los Arquillos, término de Jerez, Mesas de Bolaños, villa de Puerto Real, venta del Arrecife, Puente de Suazo, castillo de la Isla de León, almadraba de Hércules, la playa del mar del sur y Puerta del Muro o de Tierra, en Cádiz.
En el siglo XVIII, el gobernador de Cádiz, Conde de O,Reilly, se propuso restaurarlo para abastecer de agua a la ciudad, encargando informes que estudiaran su viabilidad, pero su cese como gobernador impidió que se llevara a cabo el proyecto. Este hecho da idea del buen hacer de los constructores e ingenieros romanos, al plantearse de nuevo su utilización tantos siglos después.
 
 

domingo, 1 de noviembre de 2015

El maremoto que devastó Cádiz y su costa

A lo largo de la historia se han producido varios maremotos que han afectado
a la costa gaditana, siendo el de 1755 el más conocido y devastador
Tal dia como hoy de hace 260 años, una catástrofe natural de enormes proporciones alteró gravemente la vida de la ciudad. La mañana del 1 de noviembre de 1755, los gaditanos, asomados a la muralla, pudieron contemplar asombrados cómo el mar se retiraba hacia atrás, retrocediendo de manera inexplicable las aguas a gran velocidad. Puesto que se celebraba la festividad de Todos los Santos, muchos pensaron que aquel fenómeno debia ser algo sobrenatural, tal vez un presagio o, incluso, un castigo divino. Algunos, asustados, decidieron huir con los medios disponibles entonces a su alcance, a pie, a caballo o en carruaje, camino de San Fernando. De repente, en el horizonte pudieron ver aterrados como una inmensa ola se estaba acercando cada vez más a la ciudad, hasta alcanzarla finalmente...
Cádiz, rodeada de mar, sería una de las ciudades más afectadas
ante la llegada a estas costas en el futuro de un nuevo tsunami
Un gran terremoto, cuyo epicentro estuvo situado en el oceano Atlántico, frente a la costa portuguesa, había provocado un maremoto o tsunami de tal magnitud que, literalmente, asoló no solo Cádiz y otras poblaciones de su costa como Chipiona, Sanlúcar, El Puerto de Santa María o Conil, sino también Huelva, el Algarbe portugués y la costa marroquí, con olas que llegaron a superar los quince metros de altura, causando un elevado número de víctimas y desaparecidos, así como la destrucción de numerosas villas y pueblos costeros, según informes de la época. Como consecuencia del terremoto, la capital portuguesa habia quedado casi completamente destrozada, sufriendo también las consecuencias del tsunami posterior y de un gran incendio, que causaron miles de muertos. El terremoto, uno de los mayores ocurridos en la historia de que se tenga noticia, aparte de en Portugal y España, se sintió en otros lugares de Europa y del norte de África.
Cartel conmemorativo del 250
aniversario del Maremoto de Cádiz,
con la imagen de la Virgen de la Palma
En Cádiz, las murallas hicieron de muro de contención, salvándola en parte del maremoto. Conocidos fueron los efectos en el barrio de la Viña, donde las aguas, tras rebasar la muralla de la Caleta y avanzar por la calle de la Palma y adyacentes, se pararon justo delante de la iglesia del mismo nombre, gracias a la actuacion del sacerdote que oficiaba la misa, que colocó un estandarte de la Virgen y un crucifijo en la calle, obrandose el milagro, según cuenta la tradición. Un pequeño retablo con la imagen de la Virgen indica el lugar exacto hasta donde llegó el mar. La suerte de los que intentaron huir por Cortadura no debió de ser muy favorable, pues es suponer que perecieran ahogados, al invadir el maremoto el istmo que une Cádiz con San Fernando, juntándose las aguas del mar abierto con las de la Bahia.
Es fácil imaginar el escenario desolador que quedó tras el tsunami, con destrucción y cadáveres por las zonas más afectadas, sobre todo la parte de extramuros, que carecía de la defensa de las murallas, en una fecha que quedará, sin duda alguna, en la historia de la ciudad como una de las más trágicas.


Altar en la calle de La Palma indicando donde llegaron las aguas

lunes, 26 de octubre de 2015

El nuevo icono de Cádiz


El Puente de la Constitución de 1812, proyectado por el
arquitecto Javier Manterola, es el segundo mas alto del
mundo, con 70 metros de altura.

Se ha cumplido un mes de la inauguración oficial y apertura al tráfico del Puente de la Constitución de 1812 el 24 de septiembre, acto al que asistieron las máximas autoridades nacionales, regionales y locales. Curiosamente, fue el mismo día en que hace doscientos cinco años se inauguraban en la vecina San Fernando, antigua Isla de León, las Cortes Generales y Extraordinarias de 1810, las cuales, trasladadas meses después a Cádiz, darían lugar a la Constitución de 1812, nombre con el que ha sido bautizado el nuevo puente, también conocido como Puente de La Pepa. Su construcción y su apertura al tráfico es, sin lugar a dudas, el acontecimiento más importante ocurrido Cádiz y su bahía en los últimos tiempos, tras varios años de retraso en las obras por cuestiones presupuestarias, que imposibilitaron su inauguración en 2012 como estaba previsto inicialmente, con motivo del Bicentenario de la Constitución gaditana. Convertido en el nuevo icono de Cádiz, por su espectacularidad y gran tamaño es visible desde cualquier punto de la bahía, incluso del interior de la provincia, cuyas medidas lo hacen equiparable a los mayores puentes del mundo, destacando su gran altura y los llamativos tirantes que sostienen la estructura central (sus medidas y otros datos técnicos se pueden consultar en www.elpuentedecadiz.es). Icono que se suma a otros tan añejos como el Vaporcito del Puerto, las Torres del tendido eléctrico de Cádiz, el Juan Sebastián de Elcano, el mismo Puente Carranza, empequeñecido ahora a su lado, o el más reciente del Pirulí de Telefónica.
Las torres que sostienen los tirantes
miden 185 metros cada una de ellas

Su imponente silueta ya forma parte del paisaje gaditano y es casi seguro que se convertirá en la nueva imagen de Cádiz en el exterior, que hará reconocible a esta bahía en el resto de España y, posiblemente, de otros lugares del mundo. En fin, esperemos que esta gran infraestructura viaria sirva para relanzar este rincón un tanto olvidado de la geografía española.

miércoles, 15 de julio de 2015

El Faro de Cádiz

Dibujo representando el faro existente
en Cádiz en la Antigüedad
Uno de los aspectos más sugestivos de la historia de Cádiz es el del faro, no del actual, sino del existente en la Antigüedad, el que durante siglos sirvió  para guiar las embarcaciones fenicias, púnicas y romanas que llegaban a estas islas del lejano Occidente en que entonces era Cádiz. Se sabe qué forma tenía gracias a una pintura mural aparecida en la factoría romana de salazón de la calle Sacramento, hallada en el antiguo solar del Teatro Andalucía, que alguien dibujó allí hace dos mil años, en donde se puede apreciar perfectamente la forma escalonada que poseía. Hay que suponer su ubicación en el mismo lugar o en las inmediaciones del actual faro, pues ahí se encontraba la entrada del Canal bahía-caleta que en aquella época dividía en dos la ciudad, al que ya hice referencia en un artículo anterior,  en cuya mitad estaría ubicado el puerto fenicio, primero, y romano, después.
 
Reconstrucción del antiguo faro
gaditano en una rotonda de Cádiz
Podemos hacernos una idea de su forma gracias a una reproducción realizada del mismo colocada en la rotonda del Mercadona, junto al barrio de Puntales de la capital gaditana.
Es importante no confundir este faro con la famosa Torre de Hércules que describen los autores árabes medievales, que estaría situada en la zona de Torregorda, y que también pudo servir como punto de referencia para los navegantes que cruzaban por estas aguas, entre otras razones porque, más que faro, esta construcción debió tratarse de un edificio conmemorativo romano en honor de Hércules, el mítico fundador de Cádiz, como reza en su escudo, y que también estaba construido a base de cuerpos superpuestos, coronándolo una estatua dorada con su imagen.
Faro en un grabado del siglo XIX
Con el paso de los siglos, un nuevo faro sustituyó a éste aprovechando una torre almenara allí existente, de las muchas que por entonces había a lo largo de la costa gaditana. Empezó a ser conocido como faro de San Sebastián, nombre con el que también fue bautizado el castillo que se levantó posteriormente, por una ermita del mismo nombre que habían construido los venecianos en el siglo XV, como muestra de agradecimiento a los gaditanos por la ayuda que habían recibido a causa de un epidemia de peste de la que habían sido víctimas. Numerosos grabados antiguos de la ciudad nos muestran este faro, el cual se mantuvo en pie hasta finales del siglo XIX, en que  fue mandado destruir por el gobernador de Cádiz, duque de Nájera, durante la guerra de Cuba, para evitar que sirviese de referencia a la marina norteamericana en un hipotético ataque a Cádiz. Aún se conserva la base de este faro en el interior del castillo de San Sebastián.

Actual faro en el castillo de San Sebastián
En su lugar se levantó el faro metálico que en la actualidad sirve de luz y guía a los barcos  que navegan por estas aguas. Aunque sin poseer la belleza de sus predecesores, este faro forma parte indiscutible del paisaje arquitectónico gaditano.