Acueducto romano de Gades, expuesto en la plaza de Asdrúbal de la capital gaditana |
De todos los pueblos de la Antigüedad, los romanos fueron los grandes constructores de obras públicas: calzadas, puentes, acueductos, teatros, anfiteatros, termas, templos y otros edificios, muchos de los cuales han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación, algunos, incluso, en uso aún, a pesar del tiempo transcurrido. De estas construcciones, los acueductos eran una de las más complejas por las dificultades técnicas que planteaba el suministro de agua a las ciudades.
Cádiz, durante su etapa fenicia (Gadir), se abastecía con el agua procedente de fuentes, pozos y cisternas. A partir de la ocupación romana, el crecimiento de la población hizo necesario buscar otros sistemas de abastecimiento que evitaran la escasez de agua. Así, surgió la idea de construir un acueducto que trajese el preciado liquido desde alguno de los abundantes manantiales que surcaban la serranía gaditana.
El acueducto romano de Cádiz (Gades) fue, sin lugar a dudas, una de esas grandes obras públicas, del que, desgraciadamente, apenas quedan unos cuantos restos, mandado construir en el siglo I a.C por el gaditano Lucio Cornelio Balbo el Menor, promotor del desarrollo urbanístico de Gades y de la construcción de otros importantes edificios, aunque estudios más recientes datan el acueducto un siglo después.
Los bloques de piedra, o atanores, fueron perforados en su centro formando una tubería, ensamblándose unos con otros |
Construido para abastecer a la urbe gaditana con el agua procedente de los manantiales del Tempul, situado en la Sierra de las Cabras, próximo a San José del Valle, sería uno de los más largos, no solo de Hispania, sino de todo el Imperio romano, con un longitud aproximada de unos 75 kilómetros. Para traer el agua desde tan lejos, los ingenieros romanos idearon distintos sistemas de conducción, como túneles, galerías subterráneas, sifones, atanores o tubos de piedra y arquerías, a modo de puentes, que permitieran salvar los numerosos accidentes y desniveles del terreno habidos a lo largo de su recorrido (montes, ríos, valles, marismas y otras formaciones del relieve), hasta llegar a Gades, que, no olvidemos, era una isla en aquella época, con lo cual el acueducto tenía que introducirse dentro del mar. Ya en la isla gaditana, discurría en su último tramo por la playa, paralelo a la calzada romana, hasta desembocar en unos grandes depósitos de agua (castellum aquae) existentes en la zona que hoy ocupa el monumento de las Puertas de Tierra y baluarte de San Roque, desde donde se distribuiría el agua por el caserío gaditano.
Otra vista del acueducto gaditano |
En la plaza de Asdrúbal de Cádiz se conserva un tramo del acueducto (procedente de la playa de Cortadura, donde hasta hace algunos años aún podían verse los bloques dispersos en la arena por las mareas), consistente en bloques de piedra ostionera, perforados en su centro formando una tubería de unos veinticinco centímetros de diámetro, en torno de la cual hay un borde a un lado del bloque y un rebaje al otro, para poder ensamblar unos con otros mediante el sistema de macho y hembra, ofreciendo así gran resistencia a la presión del agua. Varios tramos similares a éste se conservan también en el término municipal de Puerto Real, quedando muy pocos restos en otros puntos de su antiguo recorrido.
Un autor árabe de los siglos XVI y XVII, al-Maqqarí, nos da una descripción del acueducto: "Lo trajeron por el fondo del mar, en piedras horadadas en forma de macho y hembra. Cruzaron así los montes y, al llegar a los sitios bajos, edificaron unos puentes sobre arquerías. Atravesándolos así, y alcanzada la tierra mediana, volvían a la construcción mencionada, y cuando topaban con un terreno pantanoso construían una calzada sobre la que corría el agua. Así, hasta alcanzar el mar, en el que después entraba, para salir en la isla de Cádiz".
En este texto se describe cómo consiguieron salvar el obstáculo del mar, quizás uno de los más complicados, sumergiendo los bloques de piedra en el fondo marino hasta alcanzar la isla gaditana.
Mapa de la provincia de Cádiz, con el recorrido del acueducto en línea discontinua |
Historiadores locales como Agustín de Horozco, a finales del s. XVI, y Suárez de Salazar, en el siglo XVII, también hacen referencia al acueducto en sus obras, citando éste último los nombres de los lugares por donde discurría desde la fuente del Tempul: los Arquillos, término de Jerez, Mesas de Bolaños, villa de Puerto Real, venta del Arrecife, Puente de Suazo, castillo de la Isla de León, almadraba de Hércules, la playa del mar del sur y Puerta del Muro o de Tierra, en Cádiz.
En el siglo XVIII, el gobernador de Cádiz, Conde de O,Reilly, se propuso restaurarlo para abastecer de agua a la ciudad, encargando informes que estudiaran su viabilidad, pero su cese como gobernador impidió que se llevara a cabo el proyecto. Este hecho da idea del buen hacer de los constructores e ingenieros romanos, al plantearse de nuevo su utilización tantos siglos después.
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