miércoles, 22 de enero de 2020

Nuevas investigaciones sobre el Cádiz fenicio y romano

En color naranja la Gadir fenicia y en morado la Gades romana


A raíz de las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en el subsuelo del edifico Valcárcel, el cual va a ser rehabilitado para convertirse en una Facultad de la Universidad de Cádiz, ha visto la luz nuevas investigaciones sobre el Cádiz fenicio y romano, concretamente en lo referente al llamado Canal Bahia-Caleta. Este canal o brazo de mar dividía la ciudad de Gadir-Gades en dos islas en la Antigüedad, llamadas Eritheia y Kotinoussa, en la primera de las cuales, la más pequeña, se asentaron los colonizadores fenicios y, posteriormente, los cartagineses, donde en la actualidad se encuentra el Yacimiento fenicio Gadir (siglo IX a. de C.) y alrededores, próximo a la Torre Tavira, mientras que siglos después los romanos, que se habían establecido en un principio en la ciudad fenicia, se extendieron por la otra isla, donde edificaron una ciudad nueva, en la zona que hoy ocupan los barrios del Pópulo y Santa María, lugares donde a lo largo de los años han aparecido gran cantidad de restos arqueológicos, destacando, sin duda alguna, el teatro romano (s. I a. de C.).
Canal Bahía-Caleta. Eritheia a la izquierda y Kotinoussa a la derecha
La exitencia de este canal ya se conocía desde hacía tiempo, pero se pensaba que el mismo había empezado a cegarse durante el período romano, fusionándose ambas islas en una sola. Las nuevas investigaciones, en cambio, apuntan a que esta colmatación pudo suceder algo más tarde, posiblemente a finales de la dominación romana o, incluso, en época medieval, con lo cual habrían convivido la Gadir fenicia y la Gades romana, una frente a la otra separadas por el canal, aunque es de suponer que ambas estarían conectadas mediante puentes. En las prospecciones realizadas, de hasta 50 metros de profundidad, se ha descubierto un fondeadero, además de numerosos fragmentos y restos arqueológicos, lo que demostraría el uso del canal para la navegación.
Éste atravesaría lo que hoy es el casco antiguo gaditano, partiéndolo en dos, extendiéndose desde La Caleta hasta el muelle. Gadir, Gades, Cádiz, era, pues, un pequeño archipiélago (al que habría que añadir una tercera isla, Antípolis, actual San Fernando), de ahí que autores antiguos, como Estrabón, se refirieran a ella como Gadeira, que es una forma plural griega. Esperemos que los estudios arqueológicos sigan aportando nuevos e interesantes datos sobre la antigua ciudad gaditana.

Se observa a la izquierda de la imagen el canal sumergido, que continúa bajo la ciudad

Valcárcel, sede de la futura Facultad de Ciencias de la Educación
Para más información sobre este tema:
https://curiosidadesdecadiz.blogspot.com/search/label/El%20canal%20que%20divid%C3%ADa%20en%20dos%20a%20C%C3%A1diz 
Sobre el edificio Valcarcel:
https://curiosidadesdecadiz.blogspot.com/search/label/El%20edificio%20Valc%C3%A1rcel

domingo, 10 de noviembre de 2019

Facultad de Medicina de Cádiz, referente histórico de las ciencias médicas en España

Facultad de Medicina de Cádiz
En el Cádiz del siglo XVIII los estudios médicos alcanzaron un notable desarrollo, al igual que otros aspectos de la vida de la ciudad, los cuales fueron objeto de una importante renovación, creando un modelo que sería imitado en el resto de España y Europa.
Estos estudios empezaron a tomar forma en 1728 con la creación en el Hospital Real de Cádiz de una Escuela de Practicantes de Cirugía de la Armada y un Anfiteatro Anatómico por el francés Juan Lacomba, Cirujano Mayor de la Armada y director de dicho hospital, quien sería autor también de unas nuevas Ordenanzas para los cirujanos navales. Con ello, pretendía mejorar el nivel formativo del personal sanitario. 
En 1748 se da un paso decisivo cuando el catalán Pedro Virgili, Cirujano Mayor del Ejército, crea el Real Colegio de Cirugía de la Armada, junto con Lacomba, siendo aprobados sus estatutos por el rey Fernando VI, una institución que va a renovar la Medicina y la Cirugía de la época, y que es origen de la actual Facultad de Medicina de Cádiz. Virgili tenía el proyecto de fusionar en una sola carrera ambas ciencias, hasta entonces independientes, lo que tendría lugar a finales del siglo, ya fallecido, hecho novedoso que se difunde rápidamente por España y Europa, pasando a denominarse Real Colegio de Cirugía y Medicina de la Armada.
Antiguo edificio de la Facultad
El médico catalán atrae a Cádiz a los mejores profesionales y envía a los alumnos más aventajados a los centros europeos más prestigiosos. Los mejores médicos españoles del momento estudian sus carreras en el Colegio gaditano, el cual sirve de modelo a los Colegios de Cirugía de Madrid y de Barcelona. Los estudios, que se realizaban en el Hospital Real en régimen de internado, tenían una duración de ocho años, de los cuales los dos últimos eran de prácticas que los alumnos realizaban embarcados. Era una enseñanza de calidad, a lo que contribuía la planificación y uniformidad de los estudios, el empleo de instrumental médico avanzado, la práctica de operaciones ejecutadas con técnicas novedosas y el estudio de cadáveres. Se publicaron, además, importantes obras, disponiendo el Colegio de una gran biblioteca. Entre sus alumnos más aventajados, destacaron el botánico José Celestino Mutis y el médico José Benjumeda. En la fachada del Anfiteatro del Colegio figuraba la siguiente inscripción, mandada colocar por Virgili: La disección de cadáveres pone de manifiesto la sabiduría de la naturaleza. Más que la vida locuaz, la muerte taciturna nos enseña.*
Hospital Real (s. XVII), junto a la Facultad de Medicina
Este desarrollo de las ciencias médicas tuvo su reflejo en la vida local, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de los gaditanos, que podían contar con buenos médicos y hospitales, como recogía una crónica de la época: De los tres hospitales que hay en Cádiz, son notables dos por su limpieza, no así el tercero, que es el Hospital Militar, porque está destinado a soldados y en él se instruyen 80 estudiantes, mantenidos a costa del rey.*
Con el nuevo siglo el Real Colegio de Cirugía y Medicina pasa a denominarse Escuela Especial de Ciencias de Curar y, más tarde, Colegio Nacional de Medicina y CirugíaEn 1843 los Reales Colegios se transforman en Facultades de Ciencias Médicas, transformándose dos años después el colegio gaditano en Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla en Cádiz, siendo su primer decano el ya citado médico y catedrático de Anatomía José Benjumeda.
La Facultad de Cádiz, junto a las de Madrid y Barcelona, fue Facultad de Primera Clase, mientras que otras españolas, como las de Granada, Salamanca o Valencia, lo eran de segunda. Durante este periodo se formaron en sus aulas médicos, entre otros, de la talla de Cayetano del Toro, que también fue alcalde de la ciudad.
Busto de Pedro Virgili, en el interior de la Facultad
La carencia de un hospital en la Facultad a lo largo del siglo XIX, hizo que un benefactor gaditano, José Moreno de Mora, construyese uno a sus expensasen en 1903, el Hospital Clínico de la Facultad de Medicina, gestionado por la Diputación Provincial, el cual sería conocido como Hospital Mora.
El edificio del antiguo Real Colegio de Cirugía y Medicina del siglo XVIII, reformado posteriormente, fue derribado y sustituido por el de la actual Facultad de Medicina en los años setenta del pasado siglo. Vinculada a la Universidad hispalense desde el principio, la Facultad de Medicina de Cádiz consigue independizarse de ésta en 1979, con la creación de la Universidad de Cádiz, de la que es su germen y facultad más antigua.
Como curiosidad, decir que el centenario drago que se conservaba en su patio interior desde tiempos del fundador del Colegio de Cirugía, Pedro Virgili, fue destruido por un rayo en 1991. Por útlimo, un año antes cerraba sus puertas el Hospital Mora, trasladándose al Hospital Clínico de Puerto Real, transformándose el edificio en la actual Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Cádiz.
(*) Citas textuales: El siglo XVIII gaditano, de Mariano de Retegui Bensusán. 1982.

viernes, 4 de octubre de 2019

Hércules, fundador de Cádiz

Escudo de Cádiz
La relación de Cádiz con Heracles, el gran héroe de la mitología griega, o Hércules en la mitología romana, traspasa el terreno de lo histórico para adentrarse de lleno en lo mítico. Es, de hecho, una seña de identidad de la ciudad, como puede observarse en las representaciones del héroe griego en algunos de sus monumentos, y su figura ha dado nombre a otros que ya desaparecieron, como el famoso Templo de Melkart o de Hércules y la Torre del mismo nombre, que algunos, erróneamente, han llegado a considerar lo mismo, siendo edificios distintos. Pero, sobre todo, esa seña de indentidad se refleja en su escudo, en donde Hércules aparece representado con una piel de león y dos leones a derecha e izquierda, tras del cual se yerguen dos columnas de plata, las famosas Columnas de Hércules, simbolizando el Peñón de Gibraltar y el monte Hacho de Ceuta, envueltas con una cinta dorada con el lema Plus Ultra, y la leyenda latina Hércules Fundator Gadium Dominatorque (Hércules Fundador y Dominador de Cádiz) rodeando su figura, todo ello sobre un campo de azur o azul. Encima, una corona de oro incrustada de piedras preciosas y una corona de laurel rodeando el conjunto completan el escudo. Hércules con los leones también están representados en el escudo del club de fútbol de la ciudad.
Nacido de la relación del dios Zeus con la mortal Alcmena, hermana de su propia esposa Hera, su don principal era su enorme fortaleza, y entre sus hazañas más conocidas destacan los llamados Doce Trabajos, castigo que se le impuso por haber matado a su esposa e hijos tras tomar un veneno servido por la diosa Hera, celosa de la relación de Zeus con su hermana, bebida que le hizo perder la razón, de lo que luego se arrepintió. Estos fueron los doce trabajos de Hércules:
Hércules luchando con Gerión. Ánfora 540 a. C. M. del Louvre
1. Matar el León de Nemea.
2. Matar a la Hidra.
3. Capturar a la Cierva de Cerinea.
4. Capturar al Jabalí de Erimanto.
5. Limpiar los establos de Augias en un solo día.
6. Matar a los Pájaros del Estínfalo.
7. Captuar al Toro de Creta.
8. Robar las Yeguas de Diomedes.
9. Robar el Cinturón de Hipólita.
10. Robar el ganado de Gerión.
11. Robar las manzanas del Jardín de las Hespérides.
12. Capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos.

Según relatan autores griegos y romanos, Heracles llega a tierras gaditanas con la misión de realizar uno de dichos trabajos, el décimo, robar el ganado de Gerión, ser monstruoso compuesto de tres cuerpos con forma humana unidos en uno solo de cintura para abajo, dueño de un ganado de reses rojas, cuidados por un pastor llamado Euritión y un perro llamado Ortho, que habitaba en una isla llamada Eritheia, una de las que componían el pequeño archipiélago, junto con Kotinoussa, que entonces era Cádiz, Gadir para los fenicios, Gadeira para los griegos y Gades para los romanos. Una tercera isla, llamada Insula Iunonis, correspondería a la actual San Fernando.
Cádiz antiguo. Isla Eritheia en color naranja
Hesíodo, que vivió en el s. VIII a. de C., en su Teogonía afirma lo siguiente: Crisaor engendró al tricéfalo Gerión unido con Calírroe, hija del ilustre Océano; a éste le mató el fornido Heracles por sus bueyes de marcha basculante en Eriteia rodeada de corrientes.
El poeta Estesícoro, en un poema dedicado a Gerión, en el s. VI a. de C. refiere que vivía Más o menos enfrente de la famosa Eriteia, junto a los manantiales inagotables, de raíces de platas, del río Tartesos, en la gruta de una peña.
Apolodoro, en el s. II a. de C., cita también a Cádiz como escenario del trabajo de Heracles: Como décimo trabajo se ordenó a Heracles el ir a buscar el ganado de Gerión de Eriteia. Es ésta una isla situada en las proximidades del Océano, que ahora se llama Cádiz, habitada por Gerión, hijo de Crisaor y de Callírroe, la hija del Océano. Gerión tenía los cuerpos de tres hombres, crecidos juntos, unidos en uno por el vientre y divididos entre tres desde los costados y los muslos. Era propietario de un rojo rebaño. Euritión era su pastor y su perro guardián Orto, de dos cabezas, hijo de Equidna y de Tifón.
El historiador Herodoto, en el siglo V a. de C., afirma que Geriones, empero, residía lejos del Ponto, tenía su morada en una isla que los griegos denominan Eriteia, que se encuentra cerca de Gadeira, ciudad ésta siiuada más allá de las Columnas de Heracles, a orillas del Océano.
Hércules. Moumento a las Cortes
Otro historiador griego del s. I a. de C., Diodoro de Sicilia o Sículo, sitúa también en Cádiz la hazaña de Hércules: y Heracles, habiendo recorrido una gran parte de Libia, llegó al Océano cerca de los gaditanos y colocó estelas (columnas) en cada parte de los continentes, (...) y apoderándose de Iberia se marchó conduciendo los renombrados rebaños de bueyes.
Para Estrabón, geógrafo griego del siglo I, Eriteia se encontraba en Cádiz, y Plinio el Viejo, escritor y naturalista romano del S. I d. C., explica el origen del nombre de la isla y dice que es: ...Gades. Es llamada Eriteia por Eforo, y Filístides, Afrodisias por Timeo y Sileno. y por los naturales la Isla de luno. Según Timeo la isla mayor fue llamada Cotinusa por sus olivos. Nosotros la llamamos Tartessos, más los púnicos Gadir, lo que en lengua púnica significa reducto. Fue llamada Eriteia porque los tirios, sus aborígenes, se decían oriundos del mar Eritreo. Según opinión de algunos, aquí vivió en otro tiempo Geryones, al que Hércules arrebató los ganados.
Algunos de ellos llegan a localizar también el robo de las manzanas del Jardín de las Hespérides, undécimo trabajo de Hércules, en esta misma zona, entre otras posibles localizaciones del lejano Occidente.
Incluso un geógrafo romano originario de la misma provincia de Cádiz, Pomponio Mela (s. I d. C.), afirma que el héroe griego estaría enterrado en el gaditano Templo de Hércules, como, al parecer, era fama en la época.
Queda clara, pues, la estrecha relación de este personaje mitológico con Cádiz, llegando a figurar en el propio escudo de la ciudad y de su club deportivo, donde se le describe como su fundador y dominador.

Escudo en columna conmemorativa de los Patronos de Cádiz, s. XVIII.
Escudo del Cádiz C. F.

sábado, 6 de julio de 2019

San Fermín gaditano

San Fermín, iglesia del Rosario de Cádiz
Entre los días 6 y 14 de julio tienen lugar en Pamplona los sanfermines, las famosas fiestas en honor de San Fermín, su santo patrón, con los tradicionales encierros diarios de reses bravas por las calles pamplonesas hasta la plaza de toros.
En la iglesia del Rosario de Cádiz, en la calle del mismo nombre, se conserva una imagen suya en una de las capillas laterales del lado derecho del templo, presidiendo un retablo de mármol dedicado al santo patrón navarro, un bello conjunto escultórico y arquitectónico de finales del siglo XVIII, obra del escultor Cosme Velázquez, autor también de las imágenes laerales de San Ignacio de Loyola y de San Francisco Javier, mientras que el retablo es de Torcuato Benjumeda, arquitecto que lleva a cabo una amplia reforma de la iglesia en estilo neoclásico. Fue un proyecto costeado por el navarro Juan Bautista de Ustáriz, Conde de Reparaz, en el que también colaboró el Marques de Valde-Íñigo, para que la comunidad navarra residente en Cádiz pudiera dar culto a su patrón, una práctica habitual en la época en que distintas comunidades regionales y extranjeras de la ciudad tenían sus propias capillas en diversas iglesias donde poder rendir culto a sus santos. Los navarros establecidos en la capital gaditana eran, fundamentalmente, navieros y cargadores a Indias dedicados al comercio con América, dueños de buques que hacían la carrera de Ultramar, como el propio Juan Bautista de Ustáriz, José de Lacoizqueta, José Antonio de Aizpurúa o Martín de Aguirre, entre otros.
El conde de Reparaz tuvo gran amistad con el citado Marqués de Valde-Íñigo, el sacerdorte José Saenz de Santamaría, promotor de la construcción de la iglesia del Rosario y del contiguo Oratorio de la Santa Cueva, lugar éste último donde los miembros de la Cofradía de la Madre Antigua practicaban sus ejercicios espirituales, a la que ambos pertenecían junto con otros navarros y gaditanos.
 Retablo de San Fermín (1784-1797)





lunes, 24 de junio de 2019

El extraño cráter sumergido en aguas de la bahía gaditana

Fotografía de la Bahía de Cádiz. El punto amarillo indica el lugar del cráter
El mar de Cádiz esconde un gran enigma en su interior, sumergido en aguas de su Bahía, en la zona comprendida entre la isla del Trocadero, en el término municipal de Puerto Real, y el Arsenal de la Carraca, en San Fernando, junto al canal de acceso a este enclave, en el llamado Saco de la Bahía. Se trata de un cráter o, más exactamente, de una estructura circular de, aproximadamente, 250 metros de diámetro y unos 25 ó 30 de profundidad, junto al cual se encuentran otros dos pequeños cráteres o estructuras circulares de 50 metros de diámetro cada una, visibles desde el aire y con marea baja, cuyo origen y razón de ser son totalmente desconocidos. Se han dado diversas explicaciones al respecto, ninguna de las cuales terminan por convencer del todo, constituyendo a día de hoy un enigma sin resolver. 
Entre las hipótesis dadas, se ha dicho que estos cráteres se habrían originado por el impacto de un meteorito en tiempos prehistóricos, pero, a decir verdad, dichas estructuras no parecen  responder a la tipología de esta clase de cráteres, como tampoco a la de crácter volcánico, no siendo Cádiz zona volcánica.
Ubicación del cráter frente a La Carraca, en San Fernando
También se ha dicho que podría tratarse de una cantera u otra construcción de época romana, una explicación poco probable teniendo en cuenta que está sumergida y, aunque es cierto que en los últimos dos mil años la configuración de la Bahía gaditana ha cambiado y el mar ha elevado su nivel, no lo ha hecho en la medida suficiente como para suponer que en esa época el cráter estuviera en la superficie. Se ha llegado, igualmente, a relacionar estas estructuras circulares con la mítica Atlántida, avanzada civilización de la que ya hablara el filósofo griego Platón, la cual, según algunos estudios, podría haber existido en algún punto del Golfo de Cádiz, como Doñana, pero nada se puede asegurar al respecto. Otra interpretación ofrecida es que el cráter no sería más que una mancha en el fondo marino provocado por una diferencia de vegetación, aunque habría que preguntarse hasta qué punto es posible que unas simples algas puedan agruparse formando esos círculos tan perfectos.
Pero la hipótesis más sorprendente de todas es que dichas estructuras podrían ser las compuertas de acceso a una supuesta base extraterrestre secreta existente bajo el subsuelo marino de la Bahía. A ello habría contribuído los avistamientos de extrañas luces o esferas luminosas que, a lo largo de los años, diversos testigos afirman haber visto emergiendo o sumergiéndose en estas aguas. Hubo un tiempo, particularmente en los años setenta y ochenta del pasado siglo, en que en Cádiz tenían lugar frecuentes avistamientos de OVNIS, hecho recogido, en algunos casos, por la prensa local, lo que se llegó a relacionar con esas estructuras circulares. Además de las luces, han ocurrido otros fenómenos extraños en su interior protagonizado por submarinistas que se han sumergido en ellas, como fuertes corrientes submarinas que los desplazaban o arrastraban a varios metros de distancia o, incluso, el impacto de las bombonas de oxígeno con objetos metálicos, según han relatado posteriormente, refiriendo también la existencia de otras extrañas marcas en el fondo marino de la zona.
Aplicando el zoom, se aprecia claramente las extrañas estructuras circulares

La existencia del cráter o cráteres se desconocía hasta fecha relativamente reciente, en que su imagen apareció de manera casual en una fotografía aérea realizada por un fotógrafo local en los años ochenta, aunque la zona ya era conocía de antiguo con el nombre de Poza de Santa Isabel, la cual no figura, por cierto, en las cartas naúticas que se han hecho de la Bahía gaditana, a excepción, al parecer, de una realizada por el brigadier Vicente Tofiño en el siglo XVIIII. Se da la circunstancia histórica de que en este mismo punto tuvo lugar entre los días 9 y 14 de junio de 1808, recién iniciada la guerra de Independencia española, un combate naval entre los restos de la escuadra francesa fondeados en estas aguas desde el desastre de Trafalgar unos años antes y fuerzas navales españolas, hecho de armas que se conoce como la batalla de la Poza de Santa Isabel, que supuso, realmente, la primera derrota de Napoleón en tierras españolas, suceso histórico apenas conocido.
Lo cierto es que, como decía al principio, ninguna de las explicaciones ofrecidas resultan convincentes. Lo único que, en mi opinión, parece fuera de toda duda es que estos misteriosos accidentes del relieve submarino gadiano, estructuras circulares o cráteres, no parece obra de la naturaleza, sino más bien un tipo de construcción extraña realizada por constructores y propósitos desconocidos, y basta para ello echar un simple vistazo y comprobar la forma circular perfecta y la disposición que presentan.
Cráter, también conocido como Poza de Santa Isabel. Al fondo, Cádiz
Placa conmemorativa de la batalla de la Poza de Santa Isabel en Bahía Sur, San Fernando