miércoles, 17 de septiembre de 2025

El saqueo anglo-holandés de Cádiz (2): Consecuencias

Cádiz durante el saqueo. A la derecha, varios
soldados disparan contra la Virgen situada sobre
la puerta de acceso a la villa medieval
Ya vimos en el artículo anterior cómo una flota anglo-holandesa invadía y saqueaba Cádiz en el verano de 1596, en el contexto de la guerra entre España e Inglaterra. Ahora vamos a ver las trágicas consecuencias que trajo consigo este saqueo. 
Se estima que perecieron unas 2.000 personas entre civiles y militares, en una ciudad de 6.000 habitantes, es decir, un tercio de la población sucumbió ante este devastador ataque. Las pérdidas económicas, por su parte, fueron cuantiosas, estimándose en unos cinco millones de ducados, principalmente por la pérdida de la flota y de los cargamentos destinados a las Indias, además de por los bienes robados a los propios gaditanos. Las consecuencias económicas sobrepasaron el ámbito local, hasta el punto de declararse el Estado en quiebra ese mismo año. El destrozo patrimonial fue enorme, siendo pasto de las llamas una gran cantidad de edificios entre casas, alrededor de 300, equivalente, aproximadamente, a la mitad de la ciudad; iglesias, como las de Santa Cruz o Catedral Vieja, Santiago y San Francisco, y edificios públicos. Esta destrucción es causa de que apenas se hayan conservado en Cádiz construcciones anteriores a dicha fecha, excepción hecha de algunos restos arquitectónico de la propia Catedral, que se salvaron de la quema, y del teatro romano, gracias a que en aquella época aún no había sido descubierto, oculto bajo la alcazaba y el barrio del Pópulo. Para defenderse de futuros ataques y saqueos, se procedió a fortificar la ciudad, con la construcción de murallas y castillos, encargándose de las obras el ingeniero militar Cristóbal de Rojas. 

Lienzo de la Santísima Trinidad con las marcas
de las cuchilladas que le dieron los ingleses
El saqueo también tuvo su reflejo en la literatura, de la mano de Cervantes, quien lo inmortalizó en dos obras: una novela ejemplar, La española inglesa, que relata la historia de una gaditana que es secuestrada por un caballero inglés durante el saqueo y llevada a Inglaterra, donde se casa con un hijo suyo, y un soneto titulado Vimos en julio otra Semana Santa, que transcribo más abajo.
Las huellas del saqueo aún son visibles en nuestros días; así, en un retablo de la iglesia de Santiago de Cádiz, donde en un lienzo de la Santísima Trinidad quedaron las marcas de las cuchilladas que le hicieron las tropas invasoras, las cuales también tirotearon una imagen de la Virgen del Populo situada en una hornacina sobre una de las puertas de la muralla que daba acceso a la villa medieval, como se puede apreciar en la imagen superior, quedando marcados en el lienzo los impactos de las balas, aunque, posteriormente, se cubrieron para disimularlos.


Fuente: ciudadseva.com


martes, 9 de septiembre de 2025

El saqueo anglo-holandés de Cádiz

Mapa de la Bahía de Cádiz en el siglo XVII

A finales del siglo XVI el enfrentamiento entre la católica España, principal potencia mundial del momento, y la protestante Inglaterra, dispuesta a arrebatarle ese poder, iba en aumento, estallando la guerra entre ambos países entre los años 1585 y 1604. Los corsarios ingleses no dejaban de atacar las costas españolas y hostigar los galeones cargados con las riquezas procedentes de las colonias americanas; la Corona inglesa, además, apoyaba a los Países Bajos, también en guerra con España. Ante esta situación, Felipe II decidió invadir Inglaterra, para lo cual armó una flota en aguas de la bahía de Cádiz, que fue destruida en 1587 por el pirata Francis Drake, a las órdenes de Isabel I de Inglaterra, y un año después la Armada Invencible también sucumbía en su intento de conquistar este país, debido, principalmente, a las adversas condiciones meteorológicas.
Cádiz se había convertido en una ciudad próspera y cosmopolita, gracias al tráfico comercial con el Nuevo Mundo, en donde se habían establecido colonias de mercaderes de distintas procedencias, atraídos por la actividad de su puerto, convirtiéndose, de esta manera, en objetivo prioritario de los ingleses en su lucha contra España, atacando la ciudad en diversas ocasiones, como en el verano de 1596. En la madrugada del domingo 30 de junio, una poderosa armada anglo-holandesa, compuesta de 170 naves y 20.000 hombres, al mando del almirante Charles Howard, Lord Effingham, con fuerzas terrestres comandadas por Robert Deveroux, Conde de Essex, y sir Walter Raleigh, se presentaba en aguas gaditanas, pese a los intentos del almirante Álvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz, por impedirlo. La flota de guerra española fondeada en la Bahía, compuesta de 40 navíos, más la flota de Indias, se refugió en la inmediata Puerto Real. A primeras horas de la tarde, un ejército de dos mil ingleses desembarcaban en la playa de Puntales sin encontrar apenas resistencia, pues los 600 infantes y 300 jinetes encargados de la defensa, procedentes de Jerez, al mando del corregidor Antonio Girón, pronto se dieron a la fuga. Mientras una parte de las fuerzas atacantes se dirigía hacia el Puente de Zuazo, en San Fernando, otra lo hacia en dirección a Cádiz, ocupándola y saqueándola. Numerosas casas, iglesias y edificios públicos fueron incendiados, dedicándose las huestes inglesas al pillaje. Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, máxima autoridad en la región, ordenó la destrucción de las naves españolas para evitar que cayesen en poder de las fuerzas enemigas, habiendo también mandado refuerzos desde distintas poblaciones de la provincia, como Jerez, Arcos, Medina Sidonia o Chiclana, entre otras, para hacer frente a británicos y holandeses. No obstante, la desorganización y descoordinación entre los responsables de la defensa de la villa, fue causa de la derrota, a lo que habría que añadir el pésimo estado de las fortificaciones, faltas de mantenimiento. Se pactó la salida de los habitantes de Cádiz, que tuvieron que abandonar la ciudad con lo puesto, a cambio de un rescate de ciento veinte mil ducados y la liberación de prisioneros ingleses, quedando como rehenes de los atacantes algunos personajes relevantes y autoridades de la ciudad, en garantía del pago del rescate, como el propio corregidor ya citado, Antonio Girón, y el presidente de la Casa de Contratación de Indias, Pedro Gutiérrez Flórez, no siendo liberados hasta varios años después.

La flota anglo-holandesa atacando Cádiz
Aunque Cádiz sufrió otros ataques enemigos a lo largo de su historia, éste fue el más devastador de todos, hasta el punto de plantearse el abandono de la ciudad y el traslado de la población al Puerto de Santa María, optándose, finalmente, por defenderla y fortificarla adecuadamente, siguiendo el proyecto, entre otros, del ingeniero militar Cristóbal de Rojas. Los conquistadores estuvieron a punto de quedarse en la ciudad, ocupándola de forma permanente, con lo que se habría convertido en la primera colonia británica en España antes de Gibraltar, pero, finalmente, decidieron retirarse, lo que tendría lugar el 15 de julio, dejando tras de sí un panorama de muerte y desolación. En un próximo artículo referiremos las nefastas consecuencias de este saqueo, del que la ciudad tardaría en recuperarse.