lunes, 19 de noviembre de 2018

Sarcófagos fenicios de Cádiz

Sarcófagos fenicios, s. V a. de C. Museo de Cádiz
En el Museo de Cádiz se conservan dos piezas arqueológicas excepcionales, que constituyen las mejores muestras del arte y la arqueología fenicias, no solo de la Península Ibérica, sino de todo el Mediterráneo occidental.
Son dos sarcófagos fenicios de mármol blanco, uno masculino y otro femenino, ambos del s. V a. de C., descubiertos de manera casual mientras se realizaban diversas obras, aparecidos en lugares distintos de la capital gaditana, en un área donde en la antigüedad se asentaba la necrópolis gaditana, lejos de los muros de la antigua ciudad, que abarcaba una amplia zona del actual extramuros o Puertatierra, y en un espacio temporal de casi un siglo de diferencia entre un hallazgo y otro.
El sarcófago masculino fue el primero que se descubrió, en el año 1887, en el lugar conocido como Punta de Vaca (un espacio que estaría situado en lo que hoy es el Parque Muncipal Celestino Mutis, en los antiguos Astilleros), mientras se acondicionaba el terreno para preparar una exposición marítima que se iba a celebrar allí. Aparecieron varias tumbas compuestas de sillares, en una de los cuales se hallaba el sarcófago. Datado a finales del s. V a. de C., con más de dos metros de largo, tiene forma antropomorfa y se compone de dos partes: la caja y la tapa. En ésta última está representado la figura de un personaje masculino, de la que destaca la representación de la cabeza barbada, tallada con gran detalle, mientras que las manos y los pies están representados esquemáticamente; la mano izquierda, flexionada, sostiene una manzana y la derecha sostendría una corona de flores pintada que no se ha conservado. El sarcófago apenas contenía ajuar, tan solo el esqueleto junto con restos de la tela que envolvía el cadáver y varios clavos de bronce de la caja de madera que lo contenía que no se ha conservado.
En primer término, sarcófago masculino
El sarcófago femenino, conocido como la Dama de Cádiz, apareció durante la ejecución de las obras de un edificio en la calle Ruíz de Alda, actual Parlamento, el 26 de septiembre de 1980, dentro de una cámara funeraria hecha con sillares de piedra ostionera. Se da la circunstancia que la excavadora que realizaba los trabajos de excavación seccionó la parte inferior del sarcófago, tras desplazar los sillares que la cubrían. Del mismo tamaño que su homólogo masculino y forma antropomorfa, aunque algo más antiguo, hacia el 470 a. de C., aparece representada en su tapa una figura femenina, destacando, como aquél, la representación detallada de la cabeza y, de forma esquemática, los pechos, las manos y los pies, sosteniendo en su mano izquierda, flexionada, un alabastro para perfumes, con una túnica que también la cubre casi por completo. En perfecto estado de conservación, llama la atención la belleza del rostro, que aún conserva restos de la policromía original, con un peinado realizado a base de bucles o rizos, muy parecido al masculino. Junto al esqueleto, aparecieron como ajuar unas pestañas de bronce, posiblemente de una máscara funeraria, un escarabeo de jaspe verde, pequeños colgantes de pasta vítrea, restos de tejido del sudario y varios clavos de bronce del desaparecido ataud de madera.
Sarcófago femenino en primer término
Este era un tipo de enterramiento, de origen egipcio, reservado a la realeza y la aristocracia, que los navegantes fenicios adoptaron y difundieron en sus colonizaciones por el Mar Mediterráneo, debiendo pertenecer los personajes enterrados en los sarcófagos gaditanos a la aristocracia local, a la clase gobernante o bien a la casta sacerdotal.
En cuanto al origen de los mismos, se desconoce si fueron fabricados en un taller local por escultores griegos o fenicios conocedores del arte griego arcaico de la época, estilo realista idealizado en que están modelados los rostros, desplazados hasta Gadir, o bien fueron fabricados en Sidón (metrópolis de Fenicia, actual Líbano, donde han aparecido sarcófagos similares) y transportados por mar hasta la colonia gaditana. En cualquier caso, pone de relieve la importancia de la lejana Gadir en el mundo antiguo, su desarrollo económico, que le permitía importar objetos caros y de prestigio como eran los sarcófagos, y los intensos intercambios comerciales existentes a lo largo de la cuenca mediterránea y más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar) donde se situaba Gadir.
Ambos descubrimientos levantaron una gran expectación en la ciudad por su relevancia, sobre todo el del primer sarcófago a finales del siglo XIX, pues dio lugar a la creación del Museo de Cádiz y, además, marcó el inicio del interés en España por la arqueología fenicio-púnica, apareciendo los primeros trabajos de investigación sobre la materia, atrayendo la atención tanto de investigadores nacionales como extranjeros.
Este artículo se completa con una curiosa historia relacionada con el descubrimiento del sarcófago femenino: Una jugada del destino.

Descubrimiento del sarcófago masculino en 1887

Dama de Cádiz en el momento de su descubrimiento, con los pies seccionados por la excavadora


Placa conmemorativa en la fachada del edificio en cuyo solar se descrubrió

Edificio bajo el cual tuvo lugar el hallazgo del sarcófago femenino

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