Barco negrero. Siglo XIX |
Pero esta prosperidad tuvo también un lado oscuro y macabro, porque una parte de ella se cimentó sobre un tráfico mercantil indeseable: el comercio de esclavos. Este comercio siempre ha existido a lo largo de la historia y España, como otros países europeos, también participó de él desde los mismos comienzos del descubrimiento de América, para cuya explotación se impulsó el tráfico de esclavos negros procedentes de África y, así, emplearlos como mano de obra en los trabajos más duros del Nuevo Mundo. La fórmula empleada por la corona española era la concesión de un asiento o contrato a un particular para que explotara el negocio, a cambio de una serie de derechos y obligaciones y de la entrega de una parte de los beneficios al Estado.
Embarque de esclavos africanos |
La Compañía inició su negocio negrero con barcos propios, siendo La Venganza el primer navío de bandera española en partir del puerto gaditano dedicado a este tráfico en 1765, aunque tambien emplearia navíos ingleses y franceses con sus respectivas tripulaciones. Los barcos salían del puerto gaditano cargados con productos como vino, licores, aceites, harinas, etc., para intercambiarlos en Senegal y Cabo Verde por los esclavos africanos, desde donde eran trasladados a Puerto Rico y allí distribuidos por el resto del continente.
En el callejero de la ciudad ha quedado un recuerdo de este episodio en una callejuela del casco antiguo, el llamado Callejón de los Negros, situado junto al Palacio de Congresos, antigua Fábrica de Tabacos, que conecta la calle Plocia con la plaza de Sevilla, y que, probablemente, debe su nombre a un baularte existente en la antigua muralla, contiguo al callejón, frente a la Fábrica de Tabacos, también llamado de los Negros, o a ser lugar de paso de los esclavos negros que desembarcaban en el puerto hasta el lugar donde eran subastados y vendidos. El nombre también podría deberse, según una antigua leyenda citada por el escritor local Ramón Solís, a la existencia allí de la escultura de una cabeza de un negro, como macabro recuerdo de un esclavo que había asesinado a su amo, que fue decapitado y cuya cabeza fue colocada como escarmiento en dicho lugar.
El carnaval gaditano, ese gran intérprete tanto de la actualidad como del pasado, recogía esta historia de esclavitud allá por el año 1985, con el coro El Callejón de los Negros, cuyos tipos y voces representaron magníficamente, obteniendo el segundo premio en el Concurso de Agrupaciones del Teatro Falla de dicho año.
Callejón de los Negros Coro El Callejón de los Negros (1985) en el Teatro Falla de Cádiz |
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