La multiplicación de los panes y los peces |
Junto a esos retratos magistrales que Goya realizó como pintor de Cámara de la Corte, de políticos y de aristócratas, su obra sobresale por las distintas series, tanto en pintura como en grabado, que realizó a lo largo de su vida, como los cartones que pintó para la Real Fábrica de Tapices de Madrid, la colección de aguafuertes Los Caprichos, cuadros como Los fusilamientos del 3 de mayo o los Desastres de la guerra, verdadero reportaje gráfico de la guerra de la Independencia, los grabados de la Tauromaquia y los Disparates, y las Pinturas negras, con las que decoró su casa de la Quinta del Sordo de Madrid. Obras todas en donde se refleja la genialidad y la originalidad del pintor aragonés.
La Santa Cena. Llama la atención la curiosa disposición de los apóstoles, recostados o tendidos en el suelo |
La parábola de la boda del hijo del rey |
Años después, en 1.796, realiza un segundo viaje a Cádiz, posiblemente por una recaída en la enfermedad, mientras se hallaba en Sanlúcar de Barrameda con la duquesa de Alba, haciéndole retratos y dibujos, y con la que, al parecer, mantenía algún tipo de relación. En esta ocasión, el sacerdote José Sáenz de Santamaría, Marqués de Valde-Iñigo, promotor de la construcción del Oratorio de la Santa Cueva, auténtica joya del arte neoclásico, le encargó una serie de pinturas para decorar la capilla alta del mismo. Son tres lienzos de asunto religioso, un tema escasamente tratado por el pintor y no muy conocidos del gran público: La multiplicación de los panes y los peces, La Santa Cena y La parábola de la boda del hijo del rey, elaborados con una técnica muy moderna, a base de pinceladas sueltas. Junto a estas obras, hay otras dos: Las bodas de Caná y La recogida del maná, de Zacarías Velázquez y José Camarón, respectivamente. Son, pues, un conjunto de cinco lienzos dedicados a la Eucaristía, sacramento al que está consagrado la capilla. Las pinturas de Goya fueron sometidas hace unos años a un proceso de restauración en el Museo del Prado de Madrid.
Francisco de Goya. Autorretrato. 1.795. Museo del Prado |
La Santa Cueva de Cádiz. Se puede observar dos de los lienzos de Goya, de forma semicircular, sobre las puertas situadas a ambos lados del altar |
Sebastián Martínez y Pérez, óleo de Goya. 1792. El pintor estuvo alojado en su casa mientras permaneció en Cádiz. |
Para que vayamos aprendiendo buenos temas como el de piscinas cadiz
ResponderEliminarel cual nos gustará muchos temas interesantes.