A la derecha de la imagen, la Bella Escondida, y a la izquierda la Catedral |
Si hay una construcción
peculiar en Cádiz, es la conocida como Bella
Escondida, nombre dado a una torre-mirador, de estilo barroco, que corona una casa-palacio
gaditana del siglo XVIII, ubicada en la céntrica calle José
del Toro, y a la que ya hice referencia en el anterior artículo titulado Las Torres-Miradores de Cádiz, cuyo
poético nombre, dado por el historiador local Bartolomé Llompart hace algunos
años, se debe a que no es visible desde la calle, siendo necesario para poder verla
subir a cualquier azotea circundante. A diferencia del resto de
torres-miradores, la Bella Escondida
es de planta octogonal y de notable altura, estando su fachada profusamente
decorada con pinturas de motivos geométricos y azulejos que le dan una tonalidad
rojiza de gran vistosidad, además de con columnas y pilastras adosadas, que le
aportan monumentalidad, y balcones en sus plantas. La casa-palacio de la que forma parte ha sido restaurada por su dueño actual, predominando el
estilo isabelino en su decoración y conservando en su interior numerosas obras
de arte y objetos de la época.
Fue mandada construir
en dicho siglo por el rico propietario de la vivienda para que pudiera ser contemplada
por su hija, ingresada en el cercano convento de la Piedad, y mantener, así, el contacto con su casa y
familia, aunque solo fuera el visual, ya que desde la torre se alcanza a ver
parte del interior del convento y viceversa, lo cual no habría sido posible de
haberse construido a ras de la fachada principal del edificio, como era lo
habitual. La Bella Escondida no se
construyó para observar desde ella los barcos que iban o venían de América, como
las demás torres que pueblan las alturas de Cádiz, sino para ser observada, aunque no por todo el mundo.
Ahí se alza, pues, esta magnífica torre-mirador, esbelta y sugestiva, oculta a la mirada de la gente que transita por la calle, pero que espera ser descubierta desde otras torres y azoteas gaditanas.
La Bella Escondida solo es visible desde otras torres y azoteas gaditanas |
Ahí se alza, pues, esta magnífica torre-mirador, esbelta y sugestiva, oculta a la mirada de la gente que transita por la calle, pero que espera ser descubierta desde otras torres y azoteas gaditanas.
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