Cargamento de ánforas romanas en el fondo del mar
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Un aspecto interesante, aunque poco conocido, de Cádiz son las riquezas que esconden sus aguas. No me refiero, en este caso, a los tesoros naturales de la vida marina, en forma de plantas y animales acuáticos, sino a aquellos otros procedentes de la acción del hombre, como pueden ser los barcos hundidos a lo largo de la historia a causa de naufragios, y que siguen ahí, olvidados en las profundidades, a merced de la erosión y las corrientes marinas, esperando ser rescatados alguna vez para nuestro disfrute y contemplación, como una parte recuperada del pasado. Son muchos los navíos hundidos en las aguas gaditanas, como no podía ser de otra forma en una costa con tanta historia y en un enclave tan estratégico como éste, cruce de caminos y paso de civilizaciones diversas. Naufragios causados por temporales, por guerras, por accidentes o por fallos técnicos o humanos desde los tiempos más remotos.
Batalla de Trafalgar, ocurrida el 22 de octubre de 1805.
Supuso la pérdida de la flota conjunta hispano-francesa frente a la inglesa y el final del poderío naval español |
Sepultados bajo estas aguas yacen restos de barcos o pecios, nombre con el que se conoce estos yacimientos arqueológicos subacuáticos, de los pueblos que han pasado por aquí, muchos de ellos perdidos para siempre. Es fácil imaginar la cantidad de naves, y con ellas, las riquezas que transportaban, que en el transcurso de los siglos han naufragado frente a nuestras costas, paso obligado desde la antigüedad de importantes rutas comerciales. Desde naves fenicias o romanas, transportando ricos cargamentos de todo tipo de productos con los que comerciaban (ánforas conteniendo vino o aceite, productos manufacturados, metales preciosos...), pasando por galeones cargados oro y plata procedentes de las colonias americanas y que tenían, primero en Sevilla y después en Cádiz, sus puertos de partida y llegada, sin olvidar, naturalmente. la tragedia de las guerras en estas aguas, con esos grandes navíos idos a pique, junto con sus tripulaciones, por los cañonazos del enemigo, como en la batalla de Trafalgar, algunos de los cuales aún reposan en este cementerio de barcos que es la Bahía y el Golfo de Cádiz.
Mapa con localizaciones de naufragios de los siglos XV al XIX a lo largo de la costa gaditana |
Así, naufragios de época
púnico-romana se han localizado en diversos puntos de la bahía gaditana, tanto restos
de embarcaciones como sus cargamentos: en El Aculadero, en el
Puerto de Santa María; en la zona del Puente Carranza; en la Punta
de la Nao y otros puntos de la Caleta, enclave especialmente rico en hallazgos
arqueológicos, así como en el islote de Sancti-Petri.
De época moderna, del siglo
XVI en adelante, hay localizados en este mismo islote y en la costa de Conil,
gran cantidad de cañones de hierro correspondientes a galeones hundidos, como
también en la Caleta, concretamente en las inmediaciones del Castillo de San
Sebastián, y pecios de los siglos XVIII y XIX en la Cabezuela y en la Carraca, cuyo Arsenal ha destacado en la construcción
naval en los últimos tres siglos.
Hay localizados,
igualmente, cañones, anclas y otros restos en aguas de Bolonia y Tarifa. En la bahía de Algeciras, hay un pecio
del siglo XVII en la zona de la Ballenera y otro en Punta Europa. Éste último
podría tratarse de un navío inglés hundido a finales del siglo XVII con un
cargamento de oro.
El Santísima Trinidad, buque insignia de la marina española y el más grande de su tiempo, hundido en 1805. Yace sumergido en aguas de Barbate |
Los naufragios,
quizás, más sugestivos por su significación histórica fueron los producidos
durante la batalla de Trafalgar en el año 1805, de los que hay localizados con
seguridad, al menos, tres: el Santísima
Trinidad, el Bucentaure y el Fougeaux, los dos primeros,
curiosamente, buques insignias de las flotas española y francesa
respectivamente, aliadas en la batalla. Hay que decir que, junto con los
barcos, el mar se tragó a centenares de hombres de las tres nacionalidades que
lucharon en esta sangrienta batalla naval.
El Santísima Trinidad, el buque de guerra más grande que surcaba entonces los mares, comandado por el almirante Federico Gravina, destrozado por el fuego enemigo, se hundió en la tormenta que se desencadenó tras la batalla mientras era remolcado por los ingleses a Gibraltar. Está localizado en aguas de Barbate. La Universidad de Cádiz propuso hace pocos años un proyecto para reflotar los restos del navío y convertirlo en museo.
El Santísima Trinidad, el buque de guerra más grande que surcaba entonces los mares, comandado por el almirante Federico Gravina, destrozado por el fuego enemigo, se hundió en la tormenta que se desencadenó tras la batalla mientras era remolcado por los ingleses a Gibraltar. Está localizado en aguas de Barbate. La Universidad de Cádiz propuso hace pocos años un proyecto para reflotar los restos del navío y convertirlo en museo.
El Bucentaure, buque insignia francés
comandado por Pierre Villeneuve, jefe de la escuadra franco-española, derrotada
por la flota inglesa en Trafalgar, hundido también por el fuerte temporal que
se levantó mientras intentaba alcanzar el puerto de Cádiz, yace sumergido en una
zona de la Caleta conocida como Bajo de Chapitel, donde hay localizados una
veintena de grandes cañones.
Objetos recuperados del buque francés Fougeaux, sumergido frente a la playa de Camposoto, en San Fenando |
A finales del siglo XIX tuvo lugar el hundimiento del crucero Reina Regente, debido a un fuerte temporal, siendo el mayor naufragio sucedido en aguas gaditanas en tiempo de paz, del que aún no se han localizado sus restos. (Pinchad en el enlace).
No quisiera terminar
este artículo sobre naufragios sin mencionar el famoso caso
del descubrimiento, en el año 1904, de una gran
cantidad de monedas de plata del siglo XVIII en la playa de la Victoria, enterradas en la arena,
procedentes de un antiguo naufragio, hecho que levantó una gran expectación en la ciudad de Cádiz y que quedó inmortalizado en el conocido
tango gaditano de Los duros
antiguos, compuesto por Antonio Rodríguez Martínez, Tío de la Tiza.
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