jueves, 28 de julio de 2016

La Gran Regata de 2.016

Imágenes de la Gran Regata de 2.006
Hoy jueves 28 de julio y hasta el domingo 31 va a tener lugar en Cádiz la Regata de Grandes Veleros, sin duda alguna el acontecimiento deportivo más importante de los celebrados en la ciudad.
Numerosos veleros de diferentes países hacen escala en el puerto gaditano, dentro de un periplo que incluye a otros puertos europeos, constituyendo un espectáculo digno de ver. Una concentración de grandes y vistosos veleros que van a convertir por unos días al puerto de Cádiz en un auténtico bosque de mástiles y jarcias, haciendo rememorar otras épocas de su pasado marítimo. Diversas actividades lúdicas y culturales van a amenizar la estancia de todas aquellas personas que se acerquen a disfrutar del espectáculo, entre ellas actuaciones musicales, pasacalles y recreaciones históricas, en las que también participa la Universidad de Cádiz con talleres y exposiciones relacionadas con el mar en las carpas instaladas en el muelle.
Esta es la quinta regata de grandes veleros que se celebra en Cádiz, desde aquella primera Gran Regata Colón de 1992, así llamada con motivo del quinto centenario del Descubrimiento de América, la primera y más espectacular de todas, en la que hubo un mayor número de veleros participantes. A ésta le siguieron las de los años 2.000, 2.006 y 2.012, habiéndose convertido ya en una tradición y una atracción turística de la ciudad este importante evento marítimo internacional.
En el siguiente enlace podéis encontrar más información:  http://regatacadiz2016.es/



 

martes, 31 de mayo de 2016

La última de las grandes catedrales españolas

Fachada principal de la Catedral gaditana, destacando la
portada central, con el gran arco abocinado y frontón
triangular coronándola
La de Cádiz está considerada como la última de las grandes catedrales españolas, al ser la de construcción más tardía. Ésta se inició en el año 1.722, prolongándose los trabajos durante más de un siglo, debido a las dificultades económicas que fueron surgiendo a lo largo de este período. En 1.838, la Catedral Nueva, finalmente,  era consagrada  por el obispo Domingo de Silos Moreno, cuya estatua se alza a un lado de la catedral, habiendo aún algunas actuaciones posteriores. De ahí que haya quedado como una expresión típica gaditana la de que "está durando más que las obras de la catedral",  cuando algo se está retrasando más de la cuenta.
En la sociedad gaditana de la época existía el deseo de construir una gran catedral acorde con el esplendor comercial de la ciudad, a raíz, sobre todo, del traslado de la Casa de Contratación desde Sevilla a Cádiz en 1.717, que sustituyese al anterior templo catedralicio, la Catedral Vieja o iglesia de Santa Cruz, edificio de modestas dimensiones. Las obras, en su conjunto, fueron financiadas gracias al próspero comercio gaditano.
La Catedral destacando sobre el conjunto del caserío gaditano
Este largo período constructivo hizo que se sucedieran distintos estilos arquitectónicos en su construcción (barroco, rococó, neoclásico), integrados en el conjunto de forma armónica, siendo éste un rasgo característico de la catedral gaditana. Vicente Acero fue el arquitecto encargado de su construcción, ideando un gran edificio barroco que recoge influencias de la catedral de Granada y de la arquitectura barroca italiana. Acero fue sustituido años después por Gaspar Cayón, y éste, a su vez, lo fue por su sobrino Torcuato Cayón, otro de los grandes constructores de Cádiz, sustituyéndole más tarde Miguel de Olivares. Los arquitectos Manuel Machuca y Juan Daura culminaron las obras, ya en el siglo XIX, en estilo neoclásico, como se observa en las partes altas del edificio: torres, cúpula y remate de la fachada, modificando de esta forma el proyecto original.
Interior de la Catedral
Del exterior, destaca la fachada principal, de movidas formas, como se aprecia en la sucesión de líneas cóncavas y convexas, de clara influencia italiana. Está dividida en tres portadas, estando la central realizada en mármol, con dos cuerpos superpuestos, enmarcados por columnas corintias y las figuras de San Servando y San Germán, patronos de Cádiz. Un gran arco abocinado y un frontón triangular entre ambas torres rematan el conjunto.
Tiene planta de cruz latina, la cual se encuentra reproducida en el pavimento de la plaza de la Catedral, con tres naves, crucero, girola y capillas laterales. El interior es de gran riqueza decorativa, recubierto todo él de mármoles y jaspes, destacando la cúpula semiesférica sobre tambor en el crucero, obra de Juan Daura, y el templete de mármol y bronce situado en el presbiterio, de la segunda mitad del siglo XIX, de Juan de la Vega. Destaca también el coro con su sillería, así como un importante conjunto de pinturas y esculturas distribuidas por sus capillas, de importantes autores barrocos como Luisa Roldán, Ignacio Vergara, el italiano Esteban Frucos o el contemporáneo Mariano Benlliure, entre otros. En su interior se conserva también la custodia procesional de plata del Corpus Christi, del siglo XVI, obra de Enrique de Arfe.
En la cripta, situada bajo el altar mayor, se encuentran enterrados los gaditanos Manuel de Falla y José María Pemán, junto a obispos de la diócesis de Cádiz. Como curiosidad, esta cripta se halla situada bajo el nivel del mar, escuchándose los días de fuerte oleaje el batir de las olas contra la muralla .
La catedral sufre el llamado mal de la piedra, debido a la humedad de la zona, que afecta sobre todo a las cubiertas, razón por la cual hay colocada una red en altura para evitar que caigan al suelo fragmentos de las mismas.
El Museo Catedralicio, que guarda un rico patrimonio artístico, se encuentra situado en la Casa de la Contaduría, en la plaza de Fray Félix, junto a la iglesia de Santa Cruz.

Detalle de la fachada. Se aprecian las formas cóncavas y
 convexas de la cornisa
Detalle de la Catedral de la maqueta de Cádiz,
del año 1.777, que se conserva en el Museo de
de Las Cortes. Obsérvese las torres y la cúpula
central, realizadas según el proyecto original
 

martes, 17 de mayo de 2016

Temporales


Efectos del temporal sobre la playa Victoria:
escalón arenoso y bloques de hormigón, antes
ocultos por la arena
Quien se haya acercado a la playa de Santa María del Mar y zona colindante de la playa Victoria estos días habrá podido comprobar los efectos del último temporal en las mismas, con la pérdida de gran cantidad de arena, que ha provocado la formación de un gran escalón arenoso, casi barranco, y la aparición de nuevos bloques de hormigón, que se hallaban ocultos bajo la arena, aunque una gran parte de éstos ya hacía algún tiempo que se mostraban a la vista como consecuencia de anteriores temporales.
Siempre ha habido temporales en la costa gaditana, intensificando la erosión natural que provocan las mareas, pero sus efectos se hacen mayores sobre los rellenos de arena que se han realizado allí en los últimos años. La situación se agravará en el futuro con la subida del nivel del mar debido al deshielo provocado por el cambio climático, con lo que los temporales serán más dañinos sobre unas playas en trance de desaparecer.
Bloques de hormigón junto al chiringuito de
la playa de Santa María del Mar
Otra consecuencia de los temporales que cada año sufre la ciudad, fue la aparición durante los siglos XIX y XX de frecuentes socavones en las murallas del casco antiguo, particularmente en el Campo del Sur, Paseo de Santa Bárbara y Alameda, algunos de ellos de gran tamaño, que ponían en serio peligro la circulación y las propias viviendas de la zona. Para evitar este problema, a mediados del siglo pasado se colocaron bloques de hormigón en el Campo del Sur, para resistir los embates del mar, ocultando de esta manera a la vista la muralla. Más recientemente, se han colocado bloques en la zona del Baluarte de San Roque y en un tramo de la muralla junto al Hotel Atlántico, en donde se había formado un nuevo socavón.


 
Escalón de arena bajo las tumbonas de la playa
  
Filas de bloques de hormigón, desaparecida la
arena que los cubría por los temporales de
años pasados
 
Socavón en la muralla de la Alameda provocado por los temporales
 a principios del siglo pasado
 
Socavón de grandes proporciones de la misma época
 
 
 

lunes, 21 de marzo de 2016

El Monumento a la Constitución de Cádiz... ¡de E.E.U.U.!

Monumento a la Constitución de 1.812, en la
Plaza de España de la capital gaditana
El 19 de  marzo del año 1.812 se promulgaba en la ciudad de Cádiz la primera Constitución política española, popularmente conocida como "La Pepa", modelo de otras Constituciones europeas y americanas, tras una intensa labor legislativa iniciada un año y medio antes en la vecina Isla de León, actual San Fernando, con la reunión el 24 de septiembre de 1.810 de las Cortes Generales y Extraordinarias, trasladadas pocos meses después a la capital gaditana, labor que marcaría decisivamente el devenir histórico de España.
Para conmemorar este hecho, se construía en 1.912, con motivo del primer centenario, el Monumento a la Constitución o a las Cortes de Cádiz, ubicado en la Plaza de España, obra del arquitecto Modesto López y del escultor Aniceto Marinas, aunque las obras se prolongarían durante varios años más, conformando un bello conjunto arquitectónico y escultórico con forma de hemiciclo y grandes figuras alegóricas, coronando el conjunto un ejemplar de la Constitución.

Obelisco a la Constitución de Cádiz, en la
ciudad estadounidense de San Agustín.
 Año 1813 (Imagen: lne.es)
Pero no es del monumento gaditano del que vamos a tratar en esta ocasión, sino del existente, curiosamente, en E.E.U.U., en concreto en San Agustín, en el estado de Florida, la ciudad, por cierto, más antigua del país, fundada por los españoles en el siglo XVI. Se trata de un obelisco de color blanco, situado en la plaza también llamada de la Constitución, que tiene la particularidad de ser contemporáneo a ella, del año 1813, como reza en una inscripción, colocada en su parte inferior:
«Plaza de la Constitucion. Promulgada en esta Ciudad de San Agustin de la Florida Oriental en 17 de Octubre de 1812 siendo Gobernador el Brigadier Don Sebastian Kindelan Caballero del Orden de Santiago». Y la inscripción concluye: «Para eterna memoria El Ayuntamiento Constitucional erigio este Obelisco dirigido por Don Fernando de la Maza Arredondo el joven Regidor Decano y Don Francisco Robira Procurador Sindico. Año de 1813».
Hay que tener en cuenta que en aquella época, Florida y otros territorios del sur de los actuales E.E.U.U. formaban parte del imperio español, siendo el único caso en que se ha conservado un monumento de la época conmemorando la Constitución gaditana, cumpliendo, de esta manera, un decreto dictado al efecto: "Las Cortes generales y extraordinarias queriendo fixar por todos los medios posibles en la memoria de los españoles la feliz época de la promulgación de la Constitución política de la monarquía, decretan: que la plaza principal de todos los pueblos de las Españas, en la que se celebre ó se haya celebrado ya este acto solemne, sea denominada en lo sucesivo plaza de la Constitución, y que se exprese así en una lápida erigida en la misma al indicado objeto" (Fuente del decreto: Wikipedia).
En el mismo año de 1.812 se proyectó en Cádiz la construcción de un monumento dedicado a la Carta Magna gaditana, que no se llegó a ejecutar, teniendo que esperar la ciudad un siglo para verlo hecho realidad.
Detalle del obelisco con inscripción conmemorativa (Imagen: abc.es)

sábado, 27 de febrero de 2016

El Acueducto romano de Gades

Acueducto romano de Gades, expuesto en la
plaza de Asdrúbal de la capital gaditana
De todos los pueblos de la Antigüedad, los romanos fueron los grandes constructores de obras públicas: calzadas, puentes, acueductos, teatros, anfiteatros, termas, templos y otros edificios, muchos de los cuales han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación, algunos, incluso, en uso aún, a pesar del tiempo transcurrido. De estas construcciones, los acueductos eran una de las más complejas por las dificultades técnicas que planteaba el suministro de agua a las ciudades.
Cádiz, durante su etapa fenicia (Gadir), se abastecía con el agua procedente de fuentes, pozos y cisternas. A partir de la ocupación romana, el crecimiento de la población hizo necesario buscar otros sistemas de abastecimiento que evitaran la escasez de agua. Así, surgió la idea de construir un acueducto que trajese el preciado liquido desde alguno de los abundantes manantiales que surcaban la serranía gaditana.
El acueducto romano de Cádiz (Gades) fue, sin lugar a dudas, una de esas grandes obras públicas, del que, desgraciadamente, apenas quedan unos cuantos restos, mandado construir en el siglo I a.C por el gaditano Lucio Cornelio Balbo el Menor, promotor del desarrollo urbanístico de Gades y de la construcción de otros importantes edificios, aunque estudios más recientes datan el acueducto un siglo después.
Los bloques de piedra, o atanores, fueron perforados en su
centro formando una tubería, ensamblándose unos con otros
Construido para abastecer a la urbe gaditana con el agua procedente de los manantiales del Tempul, situado en la Sierra de las Cabras, próximo a San José del Valle, sería uno de los más largos, no solo de Hispania, sino de todo el Imperio romano, con un longitud aproximada de unos 75 kilómetros. Para traer el agua desde tan lejos, los ingenieros romanos idearon distintos sistemas de conducción, como túneles, galerías subterráneas, sifones, atanores o tubos de piedra y arquerías, a modo de puentes, que permitieran salvar los numerosos accidentes y desniveles del terreno habidos a lo largo de su recorrido (montes, ríos, valles, marismas y otras formaciones del relieve), hasta llegar a Gades, que, no olvidemos, era una isla en aquella época, con lo cual el acueducto tenía que introducirse dentro del mar. Ya en la isla gaditana, discurría en su último tramo por la playa, paralelo a la calzada romana, hasta desembocar en unos grandes depósitos de agua (castellum aquae) existentes en la zona que hoy ocupa el monumento de las Puertas de Tierra y baluarte de San Roque, desde donde se distribuiría el agua por el caserío gaditano.
Otra vista del acueducto gaditano
En la plaza de Asdrúbal de Cádiz se conserva un tramo del acueducto (procedente de la playa de Cortadura, donde hasta hace algunos años aún podían verse los bloques dispersos en la arena por las mareas), consistente en bloques de piedra ostionera, perforados en su centro formando una tubería de unos veinticinco centímetros de diámetro, en torno de la cual hay un borde a un lado del bloque y un rebaje al otro, para poder ensamblar unos con otros mediante el sistema de macho y hembra, ofreciendo así gran resistencia a la presión del agua. Varios tramos similares a éste se conservan también en el término municipal de Puerto Real, quedando muy pocos restos en otros puntos de su antiguo recorrido.
Un autor árabe de los siglos XVI y XVII, al-Maqqarí, nos da una descripción del acueducto: "Lo trajeron por el fondo del mar, en piedras horadadas en forma de macho y hembra. Cruzaron así los montes y, al llegar a los sitios bajos, edificaron unos puentes sobre arquerías. Atravesándolos así, y alcanzada la tierra mediana, volvían a la construcción mencionada, y cuando topaban con un terreno pantanoso construían una calzada sobre la que corría el agua. Así, hasta alcanzar el mar, en el que después entraba, para salir en la isla de Cádiz".
En este texto se describe cómo consiguieron salvar el obstáculo del mar, quizás uno de los más complicados, sumergiendo los bloques de piedra en el fondo marino hasta alcanzar la isla gaditana.
Mapa de la provincia de Cádiz, con el recorrido del
acueducto en línea discontinua
Historiadores locales como Agustín de Horozco, a finales del s. XVI, y Suárez de Salazar, en el siglo XVII, también hacen referencia al acueducto en sus obras, citando éste último los nombres de los lugares por donde discurría desde la fuente del Tempul: los Arquillos, término de Jerez, Mesas de Bolaños, villa de Puerto Real, venta del Arrecife, Puente de Suazo, castillo de la Isla de León, almadraba de Hércules, la playa del mar del sur y Puerta del Muro o de Tierra, en Cádiz.
En el siglo XVIII, el gobernador de Cádiz, Conde de O,Reilly, se propuso restaurarlo para abastecer de agua a la ciudad, encargando informes que estudiaran su viabilidad, pero su cese como gobernador impidió que se llevara a cabo el proyecto. Este hecho da idea del buen hacer de los constructores e ingenieros romanos, al plantearse de nuevo su utilización tantos siglos después.